23: Olvidarme de ti

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Las primeras noches son tediosas.

— Ya estuvo suave ¿No chaparro? –pregunto Guillermo al bebé mientras lo alzaba para ver que tenía, era hambre y se había hecho del baño.

Lionel estaba en el trabajo así que solo eran Guillermo y el bebé.

Santiago lleva una semana en la casa, odia decirlo pero no sabe cómo las enfermeras estaban cómodas con un demonio en la incubadora.

Hasta el momento le ha presumido a Karla lo tranquilo que es su hijo por el día más sin embargo por la noche cree que se le metió el coco, hay veces donde solo llora sin razón buscando ser cargado, Guillermo cree que cuando no hay razón aparente es porque extraña a Lionel.

Si, sus padres y hermano se han quejado por el llanto del bebé pero son quejas que dentro de poco no va a tener que escuchar.

Con cuidado comienza a cambiar el pañal del pequeño el cual es más pequeño que para un bebé que nació a termino.

— Mi Santi, a veces como... ¿No sientes que hay puras malas vibras por acá? Si, yo lo se, pronto papá Leo, tu y yo nos iremos muy lejos mi amor, nadie se va a quejar de tus gritos más que yo, como diría una buena persona "huevos pa' mis enemigos"

El menor solo sonríe.

Sabe que no es lo mejor pero duerme con el bebé acostado en su pecho mientras están destapados ambos, Guillermo se quedó dormido mientras intentaba dormir al bebé, no le salió como esperaba.

Lionel llega del trabajo exhausto, solo quiere llegar a dormir por lo menos tres horas seguidas, son las ocho de la mañana y tiene una sonrisa al ver a Guillermo y Santiago acostados, con cuidado pasa a su hijo al moisés y aunque no quiere va a levantar a Guillermo para que se vaya a trabajar ya que le pidió que lo despertara al llegar por si el no lo hacía con la alarma.

Este se despierta pero al no sentir a Santiago se levanta rápidamente.

— Tranquilo, ya lo puse en el moisés.

— Ya me había asustado, ¿Cómo te fue en el trabajo?

— En parte bien, los extranjeros suelen ser algo... insoportables pero no es algo que no pueda soportar.

Y no mentia sobre la incomodidad que tenía al luego lidiar con extranjeros que se sentían los mismos reyes de Inglaterra.

Por otro lado Rafael no sabe lo que le está pasando.

Siente que su karma está llegando, volvió con Andrés más sin embargo no es el mismo de antes, no se deja ni ante lo mínimo y cualquier cosa reclama en seguida buscando que cambie.

Se siente mal ante ello porque ya no tiene el poder sobre alguien, quiere tener la sensación de que alguien ruegue por el otra vez y porque no hacerlo ante la persona que siempre cae por el.

Es de día, vuelve de hacer un par de cosas, Andrés está en su casa así que no teme que lo vea, sube con cuidado a la habitación que comparten Guillermo y Lionel, ve al argentino sacándole el aire a su hijo, Guillermo ya se había ido a trabajar.

— Leo –canta Rafael en un susurro que el menor logra escuchar volteando.

— Santi ha estado durmiendo desde que llegue, no me digas nada del ruido –avisa Lionel que retrocede ante la cercanía que crea Rafael.

— Nuestro hijo es hermoso, no sabes lo arrepentido que estoy de no haberte puesto a ti en primer lugar, sin embargo prometo que pronto dejaré todo atrás para que solo seamos tu y yo.

— ¿Me estás jodiendo, Rafael?

— Claro que no mi amor, pronto estaremos juntos de nuevo...

La primera parte era endulzar el oído de Lionel con palabras vacías, después una cuenta regresiva y ya tenía al argentino arrodillado ante el, sin embargo la respuesta del argentino lo dejo atónito.

— No estoy interesado.

— ¿De que mierda hablas?

— Lo que escuchaste, rogué tu ayuda, casi pierdo al bebé y tú solo te burlaste de ello, le llamaste a mi hijo engendro y por si no fuera poco en las palabras que dijiste no incluíste a Santiago en ellas, solo quieres que sea sumiso ante ti pero ya no más, no quiero nada contigo.

— Santiago es mi hijo por si se te ha olvidado.

— Al que se le olvidó es a otro, debería avergonzarte que tú hermano menor se hizo mejor cargo de tu hijo antes que vos, por favor vete lejos, estás tan bien con Andrés que espero que sigas así, yo doy por finalizada nuestra historia.

Hace tanto tiempo tuvo debate con el mismo.

Amaba con locura a Rafael pero no era el chico que siempre penso, no era bueno en lo absoluto y no podía ya solo pensar en el, por culpa de su egoísmo a rogarle al mayor casi pierde a su hijo, aunque le duele no quiere tener nada con Rafael, no quiere volver a lo mismo, aunque diga que va a cambiar sabe que nunca será así.

— No seas pendejo Lionel, ¿Acaso crees que alguien más va a amarte después de mi?

— ¿Tú me has amado? Yo era el único enamorado, no se porque si no me amabas estabas conmigo, tal vez te gustaba que mi vida dependiera de ti y si nadie me llega a amar estará bien porque ahora lo único que me importa es mi hijo.

— Nadie va a amarte eres tan poca cosa Lionel –con ello Rafael deja la habitación molesto.

Lionel mientras tanto tiene los ojos llorosos al borde del llanto, alguien se adelanta a hacerlo, Santiago al cual con prisa va a ver lo que necesita.

Sabe que si vuelve con Rafael será lo mismo y ya no tiene tiempo para eso, tiene a una vida a su cargo, se dice a si mismo que está haciendo lo correcto aunque su corazón pida a gritos refugiarse entre los brazos de Rafael y jamás separarse de él pero su mente va ganando.

Tiene que olvidar sus sentimiento por Rafael, le guste o no.

Sweet Dreams | MechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora