15: Rogar por ti

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Despierta con algo de dolor, a su alrededor todo es blanco y sabe entonces que está en un hospital, en la puerta está Guillermo hablando con un doctor que pronto se retira y así el mayor dándose cuenta de que ya está despierto se acerca para sentarse en la silla que está a un lado de la cama.

— Los doctores te hicieron estudios, que puede ser el estrés el que te está haciendo dejar de comer como deberías hacerlo, no tienes tal grado pero podría ser desnutrición, ¿Que es lo que te pasa Leo?

— Tal vez es la escuela, lamento que tengas que estar aquí, mierda... Seguro tenías que trabajar.

— No del todo, pedí el dia libre desde la madrugada pero no importa eso, importa cómo estás tú y el pequeño.

No es la escuela, ver al amor de su vida con alguien más lo tiene con la mente en otro lado, no sabe que tiene Andrés que el no tenga y hace que se sienta mal por ello porque no miente cuando dice que moriría por Rafael, es su único y primer amor, al menos su mente lo recuerda así, no es la primera vez que está le altera situaciones que paso con el mayor y las cambias por unas más justificadas a su comportamiento que si alguien de fuera ve diría que Lionel es manipulado.

Siente su vida caer poco a poco, comienza a arrepentirse de la desición de tener a su bebé, cada que ese pensamiento altera su mente comienza a tener dolores en diferentes partes. Siente que ha arruinado su relación con Rafael porque este realmente no está interesado en una familia, tal vez todo hubiera sido distinto si no fuera tan necio, terminar la vida de su bebé hubiera sido mejor para el.

Pronto dejo de comer y los antojos que tenía el bebé no lo cumplía como una especie de castigo por arruinar su relación con Rafael, algo que el bebé comenzaba a resentir seguramente al ni siquiera tener los nutrientes necesarios.

— Seguramente este niño está bien, saltando de alegría –le dijo algo sarcástico, el pequeño comenzó a dar patadas al escuchar a Guillermo, Lionel no sabía si el bebé de emocionaba o simplemente odiaba a su futuro padre.

Recordó que el futuro padre no sería Rafael a su lado, volvió a ponerse triste por ello.

— ¿Cuando podemos irnos de aquí? –pregunto el argentino.

— En dos horas si no me equivoco, descansa un poco, yo iré a ver un par de cosas más y listo.

Cómo lo prometió, incluso salió un poco antes con unas advertencias sobre cuidados para el bebé que ni siquiera pudo escuchar bien, al llegar al hogar vio sus mensajes, Sergio avisaba que buscaba poder verlo mañana para animarle, ni siquiera quiso contestar.

— Hey, se que dije que pedí el día pero tal vez pueda cumplir con el turno, aún es temprano pero necesito saber si te sientes bien.

— Estoy bien, ve con cuidado.

— ¿Seguro?

— Que si, vos podes ir sin preocupaciones.

Fue escuchado, pronto ya estaba solo en la habitación, tomaba su mejilla donde Guillermo le beso como despedida.

¿Por qué Rafael no podía ser así?

Siente un vacío por dentro que siente que solo va a llenarse cuando esté bien con Rafael, quiere estar entre sus brazos y pedir que jamás vuelva a dejarlo solo porque solo el sabe cómo hacerlo sentir amado o por lo menos que no es tan insignificante como piensa.

Siente un frío que le hace taparse con una de las cobijas con cuidado mientras se permite llorar un poco viendo un calendario, 18 de Abril. No sabe que le sucede ahora mismo, el porque extrañar a Rafael se hace cada vez más fuerte.

Escucha una puerta, la entrada principal, piensa que es la señora Natalia llegando temprano pero escucha quejidos de cansancio, es el mismo Rafael, con una fuerza que no sabe de dónde sale se aleganta y baja las escaleras con cuidado.

— ¿Rafael?

Encuentra al chico sentado viendo televisión, voltea a ver al argentino y da un suspiro donde no sabe si es cansancio o molestia.

— ¿Que pasa?

— Hace mucho que no me pides... Eso, ya ni siquiera me hablas cielo –lo último fue un susurro.

— No lo necesito Lionel.

— Pero Rafa...

— De verdad solo quiero descansar un poco, el día fue algo pesado para mí.

Jamás le había rechazado una de sus intencios a una cosa en específica, se siente estupido por ello, sin importarle lo que Rafael le dice se acerca y se queda parado a un lado, siempre funciona ser insistente.

Cinco minutos de insistencia donde Rafael se negaba y Lionel pedía algo en específico.

Se encontró con un Rafael completamente distinto el cual incluso le había dedicado una mirada como si quisiera pedir perdón por algo.

— Mira Leo... Tal vez estoy pagando un mal karma pero estoy enamorado de Andrés, te digo esto porque no quiero tener nada que ver contigo ahora, tienes a mi hermano y seguro que el estará feliz de que te fijes en el, se nota a distancia lo mucho que te ama, yo termino con lo que sea que teníamos.

Punzadas de dolor atravesaron su cuerpo, esto debía ser un mal sueño, no podía dejarle de la noche a la mañana, era su primer amor, no podía hacerle esto a el, sus lágrimas salían sin control mientras negaba.

— No me hagas esto amor, yo... Te necesito y mucho, no me abandones, haré lo que tú quieras lo prometo –rogó el argentino al borde del colapso.

— ¿Por qué querría tener sexo con alguien tan gordo como tú?

— Habías dicho que te gustaba... –susurro Lionel herido.

— ¿Te has visto? Tienes un estómago enorme y tú trasero se deformo por completo, no me excitas de ninguna forma y si no estuvieras con un bebé de igual forma no te tocaría, NO ME GUSTAS.

El estrés y las situaciones de presión estaban acumuladas, lo llevaron a este momento, sintió todo a su alrededor dando vueltas, se sentó un momento pero al ver qué Rafael tenía intensión de irse se paró de inmediato cayendo de rodillas en el intentó, chillo de dolor, un líquido llego a él, Sergio había dicho que está era señal de cuando el bebé ya va a nacer más sin embargo aún está con siete meses, está aterrado y olvidando su dolor emocional busca ayuda de Rafael.

— No, ni lo pienses, quédate así, rogando por mi –Rafael se acercó y tomo de su mentón mientras se burlaba de él para después salir del hogar como si nada hubiera pasado.

Su límite había pasado, no creía cuando decían que alguien podía odiar de un momento a otro a alguien, ahora lo entiende, el altar en el que tenía a Rafael se había desmoronado en un dos por tres, tan rápido como un rayo.

Su mente se puso en blanco después de una punzada de dolor más intenso, el líquido no paraba de salir y el dolor en su abdomen bajo era más, no había nadie en casa lo cual lo hacía sentir escalofríos, tenía miedo con lo que estaba pasando, esto no podía ser en definitiva normal, con el corazón a mil y con la poca fuerza que tenía se puso de pie agarrándose de los muebles para ir por su teléfono que había dejado hace rato en la cocina, lo encontró y rápido fue a sus contactos, el dolor de hacía más intenso.

Temía llamar a Sergio y que esté estuviera solo con Benjamin, no quería que entrara en pánico porque ni siquiera sabía si esto era normal en un embarazo aunque algo le decía que no.

Llamo sin pensar a Guillermo después, este tardó en contestar pero lo hizo.



Sweet Dreams | MechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora