46: Sueños

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Los meses pasaban y ambos jamás se sintieron tan felices como ahora, eran el uno para el otro así que Guillermo está ansioso de llegar a su casa.

Al llegar del trabajo espera ser recibido por su novio e hijo pero en cambio solo estaba su hermano cargando al menor, fue extraño pero decidió no tomar importancia y saludar pero entonces escucho..

¡Papá!

Esa palabra que tanto amaba escuchar ahora era dedicada a Rafael, se quedó confundido, más cuando llegó Lionel que apenas había salido de bañarse.

— ¿Que haces acá? –pregunta el argentino sorprendido lo cual hace que su novio suelte una risa nerviosa– te esperaba más tarde...

– Dijiste que ibas a hablar con el hoy, no te hagas para atrás cariño –pidio Rafael y el argentino asintió apenado.

Esto era una muy mala broma de parte de ambos, más cuando Lionel lo estaba jalando a la habitación para hablar a solas.

— Antes que nada... Gracias Guille, por todo lo que hiciste por mi y mi hijo pero Rafael quiere que volvamos a intentarlo, sabes la intensidad con la que yo lo ame, no pude negarme.

— No hagas este tipo de bromas, yo soy el padre de Santi –ruega Guillermo con lágrimas mientras intenta acercarse a su novio que niega sus besos.

— Sabes que no lo eres, perdoname pero jamás vas a poder ser igual que tu hermano, no eres lo que necesitamos, las maletas están listas, solo te estaba esperando para que podamos irnos a nuestro nuevo hogar, quiero que-

— ¡Pero yo soy tu novio! Leo –como último recurso se habia puesto de rodillas pero no funcionó.

Los gritos y llantos no fueron suficiente para que se quedara, Rafael tenía esa sonrisa que tanto odiaba ver desde que es un adolescente, no podían arrebatarle a su familia, Lionel no podía hacerle eso, habían promesas que tenían que cumplir.

Pero nuevamente solo fue utilizado por beneficios, ¿Alguna vez aprendería? Su error siempre ha sido estar enamorado de Lionel pero no aprendió, siguió pisando piedras y volvieron a verle la cara, con el corazón roto comenzaba a lamentarse mientras el llanto buscaba ahogarlo.

— PUTA MADRE –grito Guillermo levantándose de la cama haciendo que su acompañante que tenía la mala costumbre de dormirse en la orilla de la cama cayera al suelo parándose el también de inmediato.

— ¿QUE PASA, QUE PASA? –se reincorpora Lionel rápidamente en posición de ataque pero al ver a su novio sudando ve el despertador, es de madrugada y a pesar de que está apunto de regañarlo sabe que tuvo una gran pesadilla– vos vas a matarme de un infarto...

— Perdón, perdón... Tuve un muy mal sueño y ¿Dónde está Santi?

— Por suerte su cuna tiene protección, yo no corrí con la misma suerte.

El mexicano sale de la habitación para ir con su pequeño, por suerte lo ve durmiendo abrazado con su peluche de oso, creer que ya cumplió dos años todavía lo deja con una sensación de orgullo así que decide salir e ir a la cocina para tomar un vaso de agua fría, ve a Lionel ahí.

— ¿Que soñaste para ponerte en ese estado? Cuando tienes pesadillas no me dejas acercarme, como las novias tóxicas cuando sueñan que el otro le está engañando –al escuchar el silencio confirma que realmente esas son las pesadillas que tiene su novio– ¿Y ahí con quién te engaño o que?

— Vuelves con Rafael y Santi comienza a llamarlo papá...

— ¿Sabes que eso no tiene sentido? Te amo, no me veo con alguien más que no seas vos, además para nuestro hijo eres su mundo, jamás le diría papá a alguien que no seamos nosotros o tal vez cuando sea un adolescente rebelde que busque herirnos con sus palabras pero no ahora.

— Perdón pero se sintió tan real que tuve cierto miedo, te amo..

— Y yo a vos, vamos a la cama que es muy temprano y creo que me jodiste la espalda.

— Te dije que dormir en la orilla no te conviene, ya van sin exagerar cinco veces que te caes en la semana.

Pero Lionel se le pego esa pequeña maña desde que era un niño, aún recuerdan con risas como cuando empezaron a dormir separados en casa de los Ochoa levantaba a Guillermo por las caídas que se daba, por suerte ahora tenia una alfombra con almohadas que lo ayudaban a qué las caídas no fueran tan fuertes, también poco a poco comenzaba a dormir abrazado de Guillermo.

— Es de madrugada y Santi está dormido ¿No crees que podemos hacer algo vos y yo?

Sobra decir lo que pasó en la madrugada y como por culpa de ello se levantaron un poco más tarde de lo planeado causando que Guillermo llegará tarde a su trabajo.

Sweet Dreams | MechoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora