cap 32

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na semana después de nuestra primera noche juntas en la mañana Jennie tocó a mi puerta temprano, su mamá había regresado después de viaje.
No sé adónde fue o que fue hacer pero cuando sentí el peso de jennie caer sobre mi mientras dormía flácidamente con una carcajada, repartiendo besos en mejilla y abrazándome por su gran alegría,  supe que eran buenas noticias.
-  que sucede?- dije algo dormirla da volteando a ver a jennie con los párpados aún pesando y lagañas en mis ojos.
— tengo un nuevo proyecto, y no crearás cuál- después de la laguna azul,  no entendía la alegría de jennie por un nuevo proyecto a esa edad, cuando empecé a sentir pasión por mi trabajo si llegué a entenderla.
Jennie me daba pasión para crear vestidos con estilo único, deslumbrantes que muestren su lado juvenil y atrevida, con los colores que la hacen ver inocente, pero esos Oscuros ojos negros y esas cejas resaltaba su mucho su sensibilidad.
Me desvió de tema describiendo los pequeños detalles de su belleza típico de mí.
— de que se trata – pregunté.
— de una mujer atractiva y hermosa que seduce a un millonario, pero está ensmorada de otro hombre, se llama Dios creo a la mujer– esa corta y pequeña explicación de su película era más que suficiente para relajar los músculos de mi rostro, para decir
— no –  ahora sí podía dar mi opinión al respecto, es mejor que antes.
— que?- dijo desconcertada.
— tienes diecisiete Jennie, no creo que ese proyecto sea adecuado para tu edad –. Jennie y yo éramos parte de un pequeño grupo de la época, que creía que era conveniente romantizar una relación con un menor y un adulto, con la diferencia de que jennie prefería ignorarlo solo para cumplir su sueño.
— eso no es un problema – toma mi mis mejillas para mirarla.
— no me gusta ésa idea Jennie-
Me molestaba la idea de ver a desconocidos que no veían a mi musa como la perfecta hombra de arte que, si no que solo pensaran en las formas en que quieren meterle la polla.
Pareciese que fuera lo único lo único que podían hacer.

Ella puso su mano en mi cabello , enredó sus dedos en el me miró con esos Oscuros ojos atractivos con los cuáles me ignorizaba y encerraba en algún universo, dónde nadie podía salvarme.
— porqué?-  preguntó.
— porque no soporto ver cómo esos hombres tocan tu cuerpo, mientras tras de una multitud se esconde otro grupo de pervertidos, cada uno peor que el otro –
Nunca voy a olvidar aquellos tonos que utilizaba para convencerme
— ellos solo pueden fantasear y fingir, tú me tienes en tu realidad Panpriya – .

Tendría que conformarme con eso, almenos debía intentar hacerlo pero no no podía, aunque su táctica de seducción me obligase a estar tranquila para decir.
— está bien, entiendo _ abrazar su cintura y juntar nuestras frentes, conectar nuestras miradas, dentro de mi ésa pequeña molestia carcomía mis huesos lentamente.
— te amo – soltó
— te amo, mi musa te amo – la recosté en la cama mientras repartía besos en su rostro y ella reía.

—Cada día  me vuelvo más famosa, crees que esto nos llegue afectar –; atráves de aquella observación de jennie con respecto al tiempo y el posible futuro recibía una advertencia de que debía empezar tomar medidas estrictas con respecto a nosotras, pero no escuche ninguna.
_ no, nadie tiene que saber lo que hacemos - no nadie tenía que saberlo.

Estaba demasiado distraída en lo hermoso que era éstos momentos juntos a ella , mi ilusión mi error.
— tienes razón – abrazo su cuello y me beso, un intenso beso de ésos dónde sumergía su  lengua en mi boca, peleaba con la mía.
Ésos besos hacían que mi estómago ardiera, tenía ganas de quitarle su pillama pero sólo acaricié sus senos sobre La tela descendí   hasta a bajo de su falda, metí dos de mis dedos en su intimidad.
Mientras nuestras bocas se devoraban entre sí, pero la mía obtuvo el control de la situación ya que jennie perdió por soltar un gemido a l sentir mis dedos.
-
Entre y salí de ella, travesuras en su sona íntima dejando que mis dedos disfruten su calor, mientras jennie sentía una gran exitacion,
- Jennie –
Si no escuchaba la voz de su madre a la distancia, talvez lo hubiéramos hecho ese día por segunda vez.
Así que retire mis manos dejamos de besarnos, limpié algo de sus fluidos en las sábanas, al mismo tiempo jennie arreglaba su ropa y rostro.
— si mamá – abrió la puerta.
— iremos a ver al Director quiere verte Leer el guión – respondió desde afuera su mamá
— ah , claro – .
Dicho esto se fue, miré a jennie para después reírnos con una carcajada, en ése momento ocultarse era gracioso, un chiste que podría contar como la anécdota de un adolescente.

la musa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora