Capitulo veinticuatro | Comida

1.1K 123 5
                                    

B E L L A

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

B E L L A

Hace unos minutos habíamos aterrizado ya en España. El avión donde veníamos no se iba dirigido directamente a Madrid así que teníamos que irnos en tren a partir de barcelona, estábamos cansados y con hambre. De mal humor.

Por otra parte era incómodo ya que Sebastián estaba distante con mi hermana y está parecía nerviosa cada que esté hablaba. Yo pretendí que todo estaba bien después de lo que habíamos hablado anoche, definitivamente tenía que hablar con Samantha sobre el tema en algún punto del día o en la semana.

Ahora no era el momento.

Sebastián me dejó claro las cosas anoche, dejándome con la cabeza echa un desastre, debía concentrarme en la velada pero en realidad con aquello no podía.

— Pol vendrá a recogernos como la otra vez. Dice que podemos dejar nuestras cosas en su casa para descansar un rato e ir a comer. — Nos aviso sam cuando nos detuvimos en las afueras del aeropuerto.

Esta vez no solo éramos ella y Ronny, ahora venían Juan, ari, Chapa y felix. Junto a Sebastián, valdo, y Aldo. Éramos muchas personas y dudaba si pol tendría tanto espacio para todos.

— Ah que hora sale el tren? — Preguntó valdo.

— El último sale a las ocho de la noche, y si pasamos la noche aquí el segundo sale a las nueve de la mañana. — Dijo sam revisando en su celular el horario.

— Yo digo que nos esperemos hasta mañana en la mañana, no? — Propuso Juan con un tono cansado.

— No wey, mejor hoy. Vamos a estorbarle a pol, somos un chingo. — Se quejó aldo.

— Agarramos un cuarto de hotel. — Intervine yo.

En realidad yo también estaba cansada, era importante descansar mis horas ya que no quería matar las energías de estos días solo por un mal sueño.

— Ahorita platicamos eso, vamos a dejar todo esto y a comer con pol y vemos okay? — Nos callo rivers.

Todos asintieron. Esperamos a pol impacientes, no pasaron ni cinco minutos cuando vemos su carro, este bajo la ventanilla saludando a cada uno de nosotros, se bajo para ayudarnos con nuestras maletas. Detrás de él venía otro coche, de este se bajó otro chico que no conocí, mis amigos al parecer si ya que les saludaron con toda confianza.

— Ah si me olvidaba, el niño se ofreció a acompañarme, a demás pensé y dije son varios y no van a caber en la cajuela. — Vaciló pol.

— Qué onda amigo, mucho tiempo sin verte! — Le dijo Juan al rubio; palmeándole en el hombro.

— Juan no seas exagerado, nos vimos recién en los esland! — Exclamó este con una sonrisa en su rostro.

Mientras ellos hablaban con ayuda de Ronny metí mis cosas al otro coche. Sebastián de reojo me siguió todo el tiempo con la mirada, acto que no pase desapercibido cuando me desocupe y regrese nuevamente a donde estaban todos.

Doble vida | Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora