epílogo

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Births of a feather by Billie eilish







La Isabella del pasado estuviera viviendo lo de ahora probablemente jamás se lo creería.

¿Ser feliz?

Claro. Siempre se puede ser feliz, tener amigos y familia rodeándote, dejando que la sensación de soledad deje de existir en tu vida. Día a día. A pesar de que lo recordaba siempre, el que jamás podría sentirme plena en ningún lugar.

Ni siquiera conmigo misma.

Pero en tan solo unos meses. Un año. Las cosas cambian, constantemente es una montaña rusa de emociones. Pero siempre termina en lo más alto de lo mejor.

Sin una doble vida, que nos moleste.

— Hace un año me estaba pegando mil infartos de verte en ese ring. No sabes el miedo que tuve todo el combate. — Sebastián admitió. La mini discusión que teníamos sobre los recuerdos pasados nos estaba haciendo reír el uno al otro.

La suave música en la casa madrid sonaba entre las paredes, aún que con más lejanía en el patio exterior donde había menos gente que dentro. Y entre esas personas yo y mis amigos.

La velada del año cuatro finalizó hace horas, spreen como siempre quiso festejarlo a lo grande en la nueva edición de la casa madrid. Aún que osvaldo no pudo traerse el cinturón a casa, ama y alana lo hicieron por el. Oh si.

Roberto no se quedó atrás.

— Ahora se lo que sentiste. Lo siento. — Hice un ligero puchero.

Su mano viajó por mi brazo hasta delinear mi mandíbula y dejarme un sonoro beso en el puchero, logrando sacarme una sonrisa.

Puta madre, me enamoré.

— Pero las chicas lo hicieron muy bien, la verdad. — Admiro el.

Asentí orgullosa.

Sabía que lo harían. Yo me encargué de estar con ellas en cada entrenamiento, desde el día uno sabía que ellas ganarían ese combate.

— Bueno, cambiando de tema. Creo que tu mejor amigo necesita ánimos, por qué no vas con ellos? — Con la cabeza señale a un lado nuestro donde a unos metros se encontraban osvaldo con Aldo, mientras hablaban por lo bajo junto a los dos argentinos.

Rodrigo y Iván.

— No quiero que te quedes sola. — Me mira indeciso.

Negué con la cabeza, mire a donde mis chicas y estas enseguida me hicieron una seña que me acercara.

— Estaré con mi hermana y las demás, te buscaré luego. — Le guiñe un ojo. Solté su mano y antes de retroceder este me atrapó en sus brazos y me beso lentamente.

Sonreí a mitad del beso para después separarme, por qué sabía que si me quedaba un minuto más, esto nunca acabaría.

— Ya te extrañé. — Murmuró sobre mis labios.

Reí. — No seas dramático, y ve con tus amigos.

Hizo un berrinche frente a mi y rodó los ojos, volví a reír esta vez más fuerte y me alejé de él. Notando como se acercaba con los chicos, imité su acción y me dirigí a donde la rubia.

Doble vida | Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora