Capitulo cuatro | Salida

1.9K 197 56
                                    

B E L L A

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

B E L L A

Unos pasos apresurados bajando las escaleras me hacen mirar de reojo aún así no le tome importancia ya que el lego que felix me obligó a armarle era más importante ahora.

Cuando chingados me ibas a decir que andabas saliendo con el ronaldo, pendeja?

— Espera..que?, de que hablas? — Pregunte con confusión.

Su llegada me había desconcertado a parte de que estaba realmente concentrada en el lego de star wars que tenía frente a mi.

Samantha se cruzó de brazos con los labios ligeramente entreabiertos y los ojos más abiertos que nada. Dio un paso más hacia la mesa de centro de la sala.

— No te hagas pendeja pinché canija. — Soltó una risilla que me hizo volver al mundo real. — Quien te viera eh, ligándote con el pinché malandro..

— A ver, espera, espera..— Deje las piezas del lego sobre la mesa para levantarme de mi lugar. — Repite lo que me dijiste.

Esta me miró alzándome una ceja. — Estas sorda también o que?, no mames isa.

— Dale samy, repítemelo. — solté de golpe.

Esta se encogió de hombros. — Que cuando pensabas decirme que andabas de novia con el ronny?

Mi saliva se atoró en mi garganta y sentí como la sangre se me bajo hasta los tobillos, empecé a toser por lo bajo hasta que volví a mirarle.

— Quien te dijo esa mamada? — Pregunte histérica.

Esta río. — Entonces si es cierto?

— ¡No mames, no! Obvio yo nunca saldría con ese..tonto. — Solté haciendo una mueca.

— Uy pinché majadera, te voy a lavar la boca con jabón cabrona. — soltó sarcásticamente.

Rodé los ojos.

Ella sabía que no me gustaba ser grosera frente a ella, o con ella.

— No pero ya, quien te dijo eso? — Volví a preguntar esta vez un poco más calmada.

— Me dijo que no dijera. — Soltó con un tono divertido.

Entrecerré mis ojos en su dirección.

— Dime quien te dijo o le digo a felix que tú te comiste sus pingüinos del otro día. — Le amenaze.

Esta negó enseguida. — No no, si le dices se va a enverg..

— Entonces dime. — le interrumpí.

Esta suspiro.

— Ronny me dijo en el entrenamiento de la mañana. — Soltó con detenimiento.

No puede ser.

Si tenía ganas de matarlo, esta vez se habían multiplicado en mil las ganas de hacerlo.

Doble vida | Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora