Las reglas de la amistad siempre fueron tentadoras para Sebastián y bella. « Así que decidieron romperlas para saber lo que era correr un riesgo peligroso.»
〼 A Roier fanfic: Part one [Finalizada]
〼 female oc...
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B E L L A
Cuando Alexis me dejó en el piso de abajo y subí a mi respectivo número de piso, me detuve en la puerta de casa, cuando la abrí noté que no tenía seguro, fruncí el ceño por ello. Samy siempre que se encontraba sola tenía siempre el seguro.
A menos que tuviera visita. Guarde mis llaves en mi bolsillo al igual que mi teléfono. Camine por el pasillo en busca de la cabellera rubia.
— Samy la puerta no tenía seguro, por qu..
Me quedé paralizada al ver al quien tendía enfrente, mis manos se entrelazaron y mi respiración se cortó por un momento. Me sorprendí cuando sus ojos me escanearon, no notaba el brillo usual que mantenía.
En realidad era todo lo contrario, parecía mal. Muy mal. No pude evitar preocuparme muy en el fondo.
Vi como mi hermana me habló pero en realidad no pude escucharla. Mi atención estaba completamente en Sebastián.
— Yo ya me iba. — Soltó sebas, secamente pasando de largo.
Le seguí con la mirada hasta el pasillo, sorprendida por su actitud, noté como frenó en la puerta por unos segundos. Desesperada pensando que giraría busqué su mirada, pero este no pensaba hacerlo.
¿Por qué me dolía tanto su comportamiento?
Ahora parecíamos unos desconocidos. Yo no quería que fuese de esa manera.
Rendida agaché la mirada y suspiró, escuché la puerta abrirse y me di cuenta que este no se quedaría. Decidí acercarme a mi hermana aún un poco confundida, la noté un poco incómoda.
— Que estaba haciendo el aquí? — Le pregunté en cuanto supe que estábamos ya solas en casa.
Sam se sentó en el sofá con las manos sobre su rostro, parecía angustiada.
— Solo vino a pasar el rato, se sentía mal. — Dijo esta como si nada.
Me preocupé aún más.
— ¿Mal? ¿Y lo dejaste ir así? ¿Qué pasó? — Cuestione.
Samy me miró con una sonrisa rebelde en sus labios que me hizo confundirme más.
— ¿Que?
— No que era que ya no te importaba? — Me preguntó con un tono cómplice.
Rodé los ojos.
— ¡No manches Samantha! Es mi amigo, no empieces. — Me quejé dándole una mala mirada.
