Capitulo treinta y nueve | Lo siento

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Reproducir: Doble vida by María becerra

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S E B A S T I A N

Mi cabeza no paraba de dar vueltas, y mis piernas no dejaban de caminar en círculos, podría jurar que ya estaba mareado pero por el coraje que tenía en el cuerpo ni siquiera me afectaba tanto.

Soy un pendejo, un idiota y un estúpido..

— Si todo eso eres, ya entendimos wey. — Me interrumpió Aldo con diversión en su tono de voz.

Le mire fulminante.

— Puedes explicar que es exactamente lo que te está pasando? — Pregunto Osvaldo en voz baja.

— Osvaldo tiene razón, solo nos llamaste que necesitabas ayuda urgentemente. Pero ni siquiera haz empezado a hablar wey. — Me reclamó Aldo.

— La cague. La foto que subí de bella, no negué nada de lo que se filtró de la historia de ama. Ahora la gente se está inventando mil historias y ninguna de ellas son buenas, están insultando a bee, y todo por mi culpa. — Exclamé con rapidez.

>> No debí hacerlo público, no debí, puta madre!

El día estaba de mal en peor. Twitter era un infierno, por lo cual me decidí dejar los directos por estos días al igual que Isabella, no voy a negar que me duele escucharla llorar en las madrugadas encerrada en el baño, y yo sé exactamente por qué es. Cosa que ella no me lo a admitido. Durante esos días yo me e mantenido al margen, y cuidándola lo más cuidado posible.

No quería que recayera en un hoyo, por culpa de los comentarios de la gente.

Todo era mi culpa.

Eso debiste pensar antes. — Murmuró osvaldo con ironía.

Su actitud no me estaba ayudando a tranquilizarme para nada.

La gente no vale verga roier. El pedo es entre tú y ella, para que chingados le confiesas que te gusta y la besas para que después la dejes como si nada! — Exclamó aldo.

— Yo quiero todo con ella wey, lo quiero. Yo la amo. — Confesé. — Pero no puedo estar con ella si la gente seguirá molestándola.

— Son niñas de doce años celosas, que más van a decir, no le hables a mi niño roier o subo una foto tuya de chiquita — Imitó una voz chillona.

Si no estuviéramos en un momento serio me reiría.

— Samy me dijo en la mañana que bella le enseñó varias amenazas de muerte, aún piensan que esto está bien? — Intervino osvaldo con seriedad.

Echándome una mirada claramente no amistosa.

— Y-yo, yo no sabía eso. — Solté sorprendió.

— Yo tampoco wey, que ojete. — Dijo Aldo con molestia.

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