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Toc toc toc toc.


—Ahí está.

—...¿Quién le va a abrir?

—...¿Por qué me ven a mí?

—Eres el propietario del lugar.

—...Maldición...


—Bueno... ¿Puedo pasar?

Las miradas se clavan sobre Aziraphale.

—...Adelante.

—Daniel... Qué bueno verte...

—Es la primera vez que puedo decir lo mismo.

—Pero qué halago...

Lilit y Eva entran detrás de la mujer.

—Entonces... ¿De qué se trata?

—Necesito que alguien cuide de estas niñas... Su padre está... ligeramente incapacitado... Ya estarás enterado del Plan de la Segunda Venida, y de todo lo que eso implica...

—Por supuesto. Nosotros también estamos... preocupados... con la situación...

—Imagínate yo, que corro el riesgo de ser eliminada, o atrapada eternamente en el Infierno... Tengo una criatura por criar, así que... cualquiera que fuera el caso, sería un gran inconveniente... Lo único que me importa es mi pequeña. Voy a luchar por ella.

—...Es un sentimiento realmente hermoso, el que tienes por tu hija...

—Aziraphale, ¿verdad? ¿El nuevo Arcángel, que renunció a las dos semanas?

—...Ese soy yo...

—Nos parecemos bastante, ¿no crees? Los dos nos alejamos del Cielo porque no nos gustaban nada sus exigencias...

—...Supongo que cada quien a su modo...

—¿Mamá? ¿Conoces a estos sujetos?

—No personalmente.

—Lilith, un momento... Tenemos el mismo enemigo... Tal vez podrías unírtenos...

—No, gracias; prefiero hacer las cosas a mi manera...

—En ese caso, por lo menos no nos pisemos las colas; no intentes perjudicarnos...

—No tengo nada en contra de ustedes... Al contrario...

—Estamos claros, entonces.

—Muy claros.



¿Cómo esa diminuta bola de pelos ronroneante podía ser la misma pequeña respondona que asesinaba palomas tan sólo dos días antes? Aziraphale la veía dormir en el sofá, junto a la otra niña, y no lo comprendía; para ser un par de demonios traviesos, lucían realmente adorables.

—Apenas salga el Sol, nos pondremos en marcha. Intenta no hacer nada estúpido, mientras esté fuera...

—No lo haré. Tú tampoco, por favor...

—No puedo prometer nada. Tal vez nos veamos en un par de días... después de haber vencido...

—Rezo para que así sea.

—...Creo que no estamos precisamente en el bando que reza...

—Estamos en contra del Cielo, no de Dios.

—Estoy seguro de que fue el Cielo quien estableció y promovió esas conductas dogmáticas, como rezar, o asistir a la iglesia...

—...Nos estamos yendo de tema.

—Cierto.



A media mañana, Aziraphale se despidió de Crowley junto al Bentley. A través del cristal de la puerta, Lilit y Eva observaron lo que les pareció una parte menos fastidiosa de aquel par que habían conocido en el parque; incluso encontraron tiernos sus besos torpes e interminables abrazos.

El ángel contempló la silueta del auto hasta que desapareció por el horizonte. Aun entonces permaneció de pie, en la calle, sin apartar la vista del punto.

—¿Ustedes dos son una pareja?

—...Supongo que lo somos...

—...Los padres de Lilit tienen mucho que aprender de ustedes...

Aziraphale reacciona entre sorprendido y divertido por el comentario de la niña.


¡PAF!


—¿Lilit? ¿Todo bien ahí adentro?

—¡No fui yo! ¡Fue la paloma! ¡Se chocó contra la ventana!

El ángel voltea y ve al ave en el suelo; intacta, a pesar del golpe.

—...Otra paloma... Y blanca...

El animal vuela, buscando ingresar por la puerta.

—...Lilit... Creo que te busca... Nos está intentando decir algo...

Lilit abre la puerta y sale. La paloma gira a su alrededor; luego comienza a volar hacia el norte.

—¿Qué hacemos?

—¡Sigan a esa ave!




—Sur, este, norte... ¡Cuando hayamos terminado de recorrer la ciudad, ya se nos habrá ido!

—¡Deja de lloriquear! Algo me dice que estamos cerca de hallar a ese Ángel... No sé por qué, pero lo puedo sentir...

—Furfur...

—¡Calla! ¡Mira! Si eso no es una multitud de borregos que siguen ciegamente a su profeta, yo soy Cupido... Parece una horda de zombies...

—¿Cómo vamos a detenerlo? Es Jesucristo; literalmente el hijo de Dios... Podría aniquilarnos con sólo mover un dedo...

—...A menos que alguien utilice... un bloqueador de milagros como este...

—¿Y luego qué?

Furfur saca un revolver de su chaqueta.

—...Esta vez tiene que funcionar... Creé las balas con fuego infernal, para asegurar... Primero el Ángel; luego la traidora...

𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora