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TING


El ascensor se abre en el Cielo; Samara se arregla la ropa, respira hondo y mejora su postura al salir.

—Qué condición tan lamentable, Ángel...

—Estaba por mi cuenta... El cielo tiene muchos enemigos en la Tierra...

—¿Un par de demonios rebeldes? Esos dos no tienen cerebro...

—La estupidez también es peligrosa, Señor.

—Por lo menos podemos sacarle provecho, mientras nos sirva. Lo que estos quieren hacer ahora nos beneficia; por eso te daré el agua. Y te sanaré. Aunque, de ese modo, no tendrías necesidad del agua bendita. Sé que no te haces una idea de cuánto, pero eres realmente poderosa; tienes el poder suficiente para destruir a casi cualquier demonio...

—¿Qué dice?

—Toma. Para que confíen en ti —Miguel entrega a Samara un recipiente similar a un termo y pone sus manos en sus hombros para curarla—. Mírame. La plaga se liberará a la una en punto; Deberás llegar al Serapeum de Alejandría antes del mediodía y limpiar la zona de enemigos. Válete del agua y de tus propias habilidades. No nos falles.

—...No lo haré.


Los demonios observan a Samara salir del ascensor, manteniendo cierta distancia por temor al agua.

—¿Nos vamos? No hay mucho tiempo...

—...Claro...




—Eres una criaturita tan adorable... Ojalá fuera tu única forma... —A pesar de algunos desafortunados comentarios, Eva había encontrado en el regazo de Muriel el mejor consuelo; bastaba con que se mantuviera en su apariencia de gato para que aquella se apiadara y la tomara cariñosamente en sus brazos, susurrándole pequeñas palabras de cariño.

—¿Dónde está la otra? —Pregunta Daniel, nada más entrar a la librería.

—Se encerró en el último piso. El señor Fell "felpudo" subió detrás.

—Bien. Esperen aquí.

Daniel y Athatriel suben acompañados por el demonio Gaap.

Entre aullidos de angustia, Aziraphale mira detenidamente la habitación al final del pasillo, apoyando por momentos la pata en la puerta.

—...Un Samoyedo... para un ángel de su rango... Es curioso... —Observa Gaap—. Ven aquí...

Aziraphale gruñe.

—Hey... está bien. Vino a ayudar.

—Me extrañaría si, siendo un ángel, no desconfiara inmediatamente de un demonio como yo... —Lentamente, Gaap logra acercarse al animal—. Eso es. No; el Cordero no usó un milagro muy poderoso... Su intención no era lastimarlo... No será nada difícil liberarlo; especialmente porque lo atrapó en su propio familiar.

—...Un perro... —agregó Daniel—. Los ángeles suelen tener aves espléndidas y criaturas aladas de toda clase...

Gaap mira en lo profundo de los ojos de Aziraphale; luego dibuja con el dedo una figura en su pecho.

—Pasó tanto tiempo ignorando a su familiar, que acabó por perder el control sobre esa parte suya... Un gran potencial quedó atrapado en él...

Los ojos del ángel se iluminan; todo su cuerpo empieza también a brillar y desfigurarse, hasta volver a su forma humana.

Apenas se irgue unos segundos antes de caer con gracia sobre sus rodillas; al tocar sus manos el suelo, su espalda se encorva y deja surgir dos grandes pares de alas que envuelven por completo su rostro y torso, como una crisálida.

—...¿Qué rayos...? —Lilit observaba todo a través de la ranura de la puerta.

𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora