Los primeros rayos del amanecer se cuelan entre las cortinas y acarician el rostro de Aziraphale, que duerme abrazado a Crowley en una pequeña cama de la casa.
—Despierta, Serafín. La hora se acerca.
—...¿Señor?
—...¿Ah? ¿Qué dices?
—...Nada. Buen día, mi querido.
Los párpados aún le pesan a Crowley, quien parece llevar encima una terrible resaca, sólo del cansancio que arrastraba los últimos días.
—...Buen día.
—...¿Oyes eso?
—Si hablas de los ruiseñores, todavía no puedo oírlos.
—Los murmullos; no los ruiseñores... Parece que los demás ya se han levantado...
—Lo más seguro es que ninguno de ellos tenga el hábito de dormir...
—¡Ah! Los tortolitos se han levantado del nido —se burla Belcebú.
—Mira quién habla de tórtolos...
—Por estar durmiendo como dos niños, se perdieron de una muuuy larga explicación de por qué la segunda plaga será en el puerto, según Turiel. De verdad, amigo; no necesitábamos escuchar tanto...
—Si todos ustedes conocieran mejor la Biblia, Lord Belcebú, no habría hecho falta que me explicara tanto. En el libro del Apocalipsis está escrito: la segunda plaga caerá en el mar. Ya vimos con la primera que las nubes se reúnen sobre el punto en el que bajarán los Arcángeles; después del suicidio de Remiel, las nubes se dirigieron al puerto. Yo creo que está claro.
—¿Todavía se creen que tomarán el riesgo de bajar? —Lilith y Asmodeo aparecen por la puerta del fondo.
—¿Ustedes qué hacen aquí?
—Ofrecerles ayuda, porque claramente están perdidos.
—¿Disculpa?
—Aquí les va; la revelación de la gran obviedad, que nadie parece tener en cuenta: el Cielo no tiene la necesidad de bajar a nadie a liberar las plagas, ya que pueden hacerlo —y seguro que así lo harán—, desde ese enorme mapa que tienen de la Tierra. A Remiel lo enviaron porque sabían que bajar sin protección era una misión suicida. Querían deshacerse de él, y de paso despistarnos. No pensaron, de verdad, que sería tan fácil...
—...Los escuchamos.
—Alguien tiene que subir al Cielo y eliminarlos. Y qué mejor —camina hasta quedar frente a frente con Aziraphale— que un poderoso Serafín, para eso; la competencia directa de los Arcángeles...
CIELO
Cuatro de los Arcángeles se hallan reunidos en el centro de una enorme sala.
Encorvado y con ojos rabiosos, aparece Raphael por una de las puertas; sigiloso, aunque cegado por la cólera, el ángel cuida celosamente su brazo derecho mientras se desliza entre las columnas, aproximándose a su objetivo.
Tres Arcángeles se retiran; sólo queda Miguel, parado de espaldas a Raphael.
—Hazlo, si tienes el valor.
El pelirrojo se irgue detrás de la columna.
No siente el menor temor por Miguel; sabe que jamás le podría ganar, pero necesita intentarlo.
Por fin, se retira de la columna. Toma de su manga izquierda una daga, y aguarda.
—¿Piensas hacerme frente con eso? Allá tú...
Raphael se arroja hacia Miguel, listo para esquivar su primer golpe. Y lo hace.
El filo de la daga roza el cuello del Arcángel, pero este se libra con facilidad, logrando desarmarlo.
Sin embargo, la clave del ataque no estaba en la daga, sino en la serpiente que ocultaba Raphael en su manga derecha.
El animal se envuelve rápidamente alrededor del cuello de Miguel; mas no le es necesario forcejear para quitárselo, pues la criatura, sin recibir un solo toque, cae a los pocos segundos a sus pies, reducida a un montón de piel sin carne ni huesos.
Raphael y Miguel intercambian una última mirada llena de amargura y desdén, antes de que el pelirrojo, incapaz de evitar su propia caída, se precipite hacia las profundidades del Infierno.
—Sí que tenías razón, Jesús —el Cordero se deja ver junto a otra columna—; quítale a un hombre su esencia, y no quedará más que una cáscara vacía... No necesitamos la fuerza de ese Ángel; tú solo puedes enfrentarte a todos los obstáculos. Pero debes hacerlo bien. No tengas piedad de nuestros enemigos. Azael ha sido un estorbo por demasiado tiempo, y hoy más que nunca es una gran amenaza para nuestros planes... No quiero volver a escuchar de Aziraphale. Tienes que aniquilar a ese Serafín.
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𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"
FanfictionEl final de la segunda temporada nos deja a la espera de otra amenaza que llega desde el Cielo: la Segunda Venida de Cristo. Aziraphale deberá decidir, definitivamente, a qué bando se unirá; mientras tanto, Crowley intenta sobrevivir a un corazón ro...