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"¡Oh! ¡Espera!"

"¿Estás bien?"

"Sí... Es sólo que... no está acostumbrado a que lo vean..."

"...¿Quién?"

"...Creo que está bien. Quiere que lo veas. Siento que le entusiasma que al fin lo conozcas."

"¡Es...! ¡Ángel! Ni siquiera imaginaba que tuvieras uno..."

"...Le haces muy feliz, querido. Como a mí."



—No llores, muchacho... Dijeron que conocían a alguien que podría devolverte a la normalidad; sólo tienen que encontrarlo...

Athatriel, Daniel y las niñas habían pasado la tarde y la noche enteras intentando, sin éxito, revertir el milagro que había transformado a Aziraphale en esa criatura peluda y jadeante.

El ángel estaba ahora al cuidado de las pequeñas, mientras los otros ángeles se hallaban fuera.

Eva llevaba toda la mañana acariciando al Samoyedo, en lo que esperaba a que Lilit despertara.

—...Quería protegerme... Siempre quiso... Pero... tal vez... me intentaba proteger de... mamá...

—...¿Estabas despierta? —La niña se incorpora. Su mirada se detiene en Eva, sentada junto a ella—. ¿Qué pasa? ¿Qué significa esa cara?

—Ojalá le hubiera hecho caso. Ni siquiera estaría aquí, ahora...

—¿A quién?

—¡A Sam! Me dijo que me apartara de la brujería y las cosas demoníacas... Y no lo hice... Mamá... me engañó toda mi vida... Y tú... Tú... Querías meterme en todo esto...

—¿Qué rayos estás diciendo? ¿Cómo es esto mi culpa?

—¡Tú me hiciste matar a esas palomas! ¡Me llevaste al lado del mal! ¡Eres como ella!

—¡No seas tonta!

—¡Eso es lo que querías!

—¡Claro que no! Tal... vez...

—¡Eres un demonio! ¡Eso es lo que haces!

—¡Es lo que soy! ¡No es mi culpa! ¡Lilit!

—¡Déjame!



No muy lejos de la librería, Furfur y el otro demonio avanzaban empujando la espalda de Samara con el arma; el Ángel apenas conseguía caminar recto, pues las heridas la debilitaban a cada minuto que pasaba.

—¿Es su primera vez secuestrando? No saben disimular...

—¡Shhh!

—Señores... —Los intercepta un policía—. ¿Podrían... alejarse un momento de la señorita y acompañarme?

—Desaparezca.

—¡Mire...!

Con un simple movimiento de su mano, Furfur evapora al hombre.

—¡Ahora, tú, entra al ascensor! ¡Vamos!

—¡Les digo que soy sólo un Ángel Custodio! ¡No tengo el poder para destruir a un demonio de esa clase! ¡Mucho menos en este estado!

—Pues ve pensando en alguna manera, si no quieres que te aniquilemos ahora mismo...

—...Déjenme subir al Cielo... Puedo conseguir agua bendita...

—...¿Estás loca?

—Es la única manera de destruir a un demonio...

—¿Cómo sabemos que no nos intentarás destruir a nosotros?

—Tendrán que confiar...

𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora