En la oscuridad de su habitación, Lilit ahoga su llanto aferrándose a su perro de peluche, intentando sentir una última vez el confort de su cama.
Luego de secarse las lágrimas, se acomoda bajo las sábanas y toma de la mesa de luz su diario, apretándolo contra su pecho.
—...Quisiera que fueras una persona real... Te necesito; no tengo a nadie... Quiero pensar... que fue un día normal; que nada de esto pasó, y que... papá... Él está durmiendo, Charles. Diremos que sólo es eso.
"Querido Charles:
Hoy ha sido un día maravilloso. Papá me fue a recoger y me trajo de vuelta a casa. Luego hizo de comer, y me arropó. Me dijo que me ama, no importa qué.
Lo mejor del día fue que no me encontré ninguna criatura demoníaca, y definitivamente nadie se ha muerto.
Estoy rodeada de personas que me aman, y tú, mi amigo, eres real y me estás abrazando en estos momentos.
No podría ser más feliz.
Tu amiga, la humana Lilit."
La niña se limpia una vez más las lágrimas, coloca el diario bajo la almohada y se recuesta; su cuerpo tenso se acurruca entre las sábanas, aferrado al colchón, para seguir llorando en silencio.
Tap... Tap... Tap... Tap...
El corazón casi se le sale por la boca; no entiende a qué vienen estos ruidos ahora, ni se lo quiere imaginar. Sólo quiere un poco de paz, y parece que jamás la conseguirá.
Los pasos se oyen tan claramente que es capaz de darse cuenta de que se han detenido frente a su habitación.
Quizás sería bueno esconderse bajo la cama. Pero no; ya no hay tiempo. Y aunque lo hubiera, la angustia y el miedo la tenían paralizada, y no habría podido reaccionar a tiempo, de todos modos.
La puerta se abre. Por el umbral aparecen un hombre y una mujer, vestidos de blanco; de ellos se desprende un viento fresco, que invade toda la habitación.
—¡¿Quién demonios...?! ¡¿Qué hacen en mi casa?! —Lilit aún no logra salir de su cama; ya casi no siente la cabeza, y su vista se vuelve a cada instante más borrosa.
—Tómala —ordena la mujer—. Amordázala bien.
Lilit apenas forcejea, en vano.
El hombre le sujeta los brazos y se la carga sobre el hombro; para entonces, la niña ya se encuentra fuera de sí.
Nadie estaba de humor para algo tan banal como la merienda, pero Aziraphale se había esforzado en preparar un crumble crujiente y perfecto, y un té ni muy oscuro ni nuy claro. Aunque fuera sólo por cortesía, tendrían que aceptarlos.
—Sé que sonará contradictorio, pero en el Cielo nadie es Santo —Batariel y Turiel intentaban calmar la situación entre Crowley y Gabriel—. Todos ellos han hecho daño; no sólo Gabriel...
—Sin ofender, Batariel: es mejor que no te metas si no sabes todo lo que hay detrás.
—No me importa qué tanto estés furioso; no estamos aquí para pelear entre nosotros, sino en contra del Cielo. Después pueden arreglar sus problemas.
—Sólo discúlpate, para que podamos terminar con esto.
—Váyanse al demonio. No voy a hacer eso. No me disculparé una mierda; lo tenía más que merecido.
—Reconozco que he hecho cosas horribles, como Arcángel Supremo; cosas de las que no estoy orgulloso...
—Al menos lo reconoce.
—Suficiente.

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𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"
Fiksi PenggemarEl final de la segunda temporada nos deja a la espera de otra amenaza que llega desde el Cielo: la Segunda Venida de Cristo. Aziraphale deberá decidir, definitivamente, a qué bando se unirá; mientras tanto, Crowley intenta sobrevivir a un corazón ro...