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PUERTO DE ALEJANDRÍA


Shax lleva un largo rato zarandeado con rabia a Furfur.

—¡Eres una rata traidora! ¡¿Qué voy a hacer ahora?! ¡DIME! ¡NO TENGO NADA! ¡POR TU CULPA! ¡ESCORIA DEL INFIERNO!

—¡YA SUÉLTALO! ¡BASTA!

Finalmente lo deja caer al suelo de un azote.

—...Sí que tienes fuerza en los brazos...

—¡Estarás contento! ¡El Cielo se saldrá con la suya! ¡Estamos perdidos!

—...Estoy seguro de que a Belcebú y Gabriel no les hicieron nada cuando dejaron el Infierno y el Cielo para huir juntos a una nebulosa lejana... ¿Por qué no hacemos lo mismo?

—...¿Huir? ¿Quieres... que huyamos juntos?

—¡No, no, no! ¡Cada quien por su lado!

—...Ah... No lo sé... Sería aburrido vagar en soledad por el universo...

—...Bueno... Supongo que podríamos... irnos a la misma galaxia, o algo...

—...Lo consideraré...

—...Sigo aquí, ¿saben?



—...Imagina todas las criaturas marinas... monstruosas... asesinas... que devoran y masacran a los pequeños peces, en las profundidades de los océanos... Todas esas bestias escamosas desaparecerán... Los mares se convertirán en hoyos de perdición y azufre... Lo cual será espectacular... pero estarán bajo el control del Cielo... Es una lástima...

—...Eres un poeta... Me encanta la idea de las masacres de peces en la oscuridad abismal del océano... Te hace apreciar la belleza de la Naturaleza, y su crueldad pura...

—...¿Qué es eso?

Un cuerpo cae a gran velocidad desde el cielo, impactando en el mar.

—...Parecía... un Arcángel...

La tierra empieza a sacudirse; el mar se parte, al surgir de lo profundo las fauces del Leviatán, que engulle a Uriel.

—¡ESO ES! ¡SÍ!

—¡WHOO!

Shax y Furfur saltan y aplauden a la bestia.

—¡Uno menos! ¡Todavía tenemos esperanzas!

De la emoción, Shax abraza a Furfur.

—...¡Sí...!




—¿Dónde está?

—No lo sé. Creía que estaba aquí.

—¡Deja de vernos las caras de idiotas y responde!

—¡Que no lo sé!

—¿No habrá bajado, ya?

—No. El plan era liberar las seis plagas restantes desde el mapa. No sé dónde estarán Miguel o las copas. Lamento no poder ayudarlos más.

—...Saraqael... ¿Qué hay en la habitación secreta, que cambia cada día su posición?

—¡Ah! Bien pensado, Serafín. Allí se crearon las plagas. Es un portal directo al corazón del Infierno.

—¿Los demonios no podrían atravesar ese portal, e invadir el Cielo?

—Ni siquiera Satán sabe de ese acceso. Para algo cambia de posición continuamente... —El Arcángel puede sentir la mirada acechante de Lilith sobre su cabeza—. Si quieren, los puedo llevar hasta allá...



Oculta en algún rincón del Cielo, Lilit regresa a su apariencia humana.

—¡Puaj! —Se quita algo de entre los dientes—. Trozo de carne...

—¡Vamos muy atrasados! —La niña se esconde de un brinco detrás de una columna, al oír las voces—. ¡Deberíamos haberla enviado hace cinco minutos!

Son Miguel y Metatrón; estos van llegando desde el portal.

—Seguro que Uriel ya lo tiene todo bajo control. Al menos ahora podremos trabajar con tranquilidad.

—...De lo contrario, Jesús llegará en cualquier momento y acabará con él. Tienes toda la razón; un contratiempo no es el fin del mundo. Aunque eso es lo que estamos buscando...

—¡MIGUEL!

—...¡MIERDA! —Se persigna tras blasfemar—. Tendré que hacerlo yo mismo.

—¡No te tengo miedo! —En un pestañear, el Arcángel pulveriza a uno de los ángeles caídos de la multitud—. Tal vez un poco de miedo...

—...No es muy apropiado que hayan tantos demonios en el Cielo... —La mirada de Metatrón se dirige a Lilith y Asmodeo; luego a Crowley—. Quizás deberían regresar a donde pertenecen por su cuenta... O bien podríamos... hacer algo de limpieza...

—...Eres el peor de los demonios... El más antiguo... El más perverso...

—Crowley... No...

—...Y tú el más impertinente, ¿no es así?

—¡NO TE METAS CON ÉL!

Aziraphale protege con sus alas al demonio, desviando el ataque en su contra.

Lo ha intentado; ahora el ángel estaba furioso.

—...Podrías haber sido el Arcángel más poderoso...

—Lo habría sido mucho más que todos ustedes... Esa es su peor pesadilla; por eso siempre me han temido tanto...

—Eres un idiota, si crees que le tenemos miedo a un ángel tan mundano como tú... ¡Como todos ustedes! ¡¿Creen que harán una rebelión como la de Lucifer?! ¡YO lo derroté y lo desterré al Infierno, de donde jamás pudo salir! ¡Ustedes no son ni una milésima de lo que fue esa rebelión! ¡No son NADA!

—¡Verás de lo que esta milésima es capaz! —Lilith se lanza al ataque; todo el pelotón se mueve con ella.

—¡OIGAN!

Aziraphale y Crowley quedan atrapados en medio de la acción precipitada. Es difícil precisar todo lo que ocurre: varios ángeles más son destruidos; Lilith detiene sin dificultad los ataques de Miguel; Asmodeo se arroja como una quimera sobre Metatrón, azotando la copa contra el suelo, lo que provoca que la plaga se libere.

El Serafín intenta recomponerse y unirse al combate.


¡BANG! ¡BANG!


Entre tanto caos, cuando Aziraphale finalmente recupera el sentido y se decide a atacar, un golpe sórdido de dolor y ardor en la espalda lo paraliza.

El combate se calma a su alrededor; Crowley ve con horror a su ángel caer sobre sus rodillas; entre la multitud, Samara aún mantiene en alto el arma que le ha robado a Furfur, incapaz de reaccionar tras lo que acaba de hacer.

—...Sam...

—...¡¿Lilit?!

La pequeña no acredita todo lo que ha presenciado. Su amado Ángel de la Guarda, matando a sangre fría a otro ángel.

—¡¿LILIT?! ¡¿QUÉ RAYOS HACES AQUÍ?!

Aturdida y sin saber cómo más reaccionar, Lilit se deja tomar en brazos por su madre.

Samara vuelve a mirar al centro de la escena; Aziraphale muere lentamente en los brazos de Crowley, producto de las heridas de fuego infernal.

—...Ángel... Mírame... ¡Aziraphale...! ¡No me dejes! No me dejes... otra vez... ¡Por Dios! ¡Por... Satán...! ¡Por nosotros! ¡Ángel!

—Por fin... —Miguel hace aparecer entre sus manos una espada. La alza, blandiéndola hacia la pareja, y...

𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora