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ALEJANDRÍA, EGIPTO



Ninguno estaba muy seguro de a dónde ir. Toda la mañana se habían dedicado a vagar por las calles desiertas de la ciudad, y aún no hallaban ninguna señal del Cielo.

—¿Alguno sabe en dónde, exactamente, se supone que comenzará la plaga?

Ninguno responde.

—...Los Arcángeles ya podrían haber bajado en Asuán; y nosotros aquí, vagando por el norte...

—O en Suez, o Siwa, o Asyût... ¡Podrían estar en cualquier lado!

—Gabriel, ¿no se te ocurre nada?

—Nunca tuve nada que ver con ese Plan. No tengo la más remota idea.

—Como siempre...


El cielo oscurece repentinamente; las nubes se acumulan, dirigiéndose al sur de la ciudad, al tiempo que resuenan los truenos desde el horizonte, cada vez más cerca.

Entonces, el sonido de los truenos se convierte en el llamado de una trompeta.


—...La señal...

—Viene del sur; sólo hay que seguir el sonido...

—¿Cómo vamos a...?

—Oigan, ¿alguien tiene licencia para conducir una van?

—¡¿A quién demonios le importa la licencia?! ¡Sólo súbanse!




Gabriel hace el intento de "forzar" la puerta del vehículo.

—¡No quiere abrir!

—¡Con más fuerza, Gabe! ¡Así! —Los brazos de Belcebú son tan poderosos que arranca por completo la puerta.

—...¡Todavía sirve! ¡Andando!

—¿Quién conduce?

Crowley ya se encontraba detrás del volante.

—¿Quién va a ser? ¡Sube atrás!







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SERAPEUM DE ALEJANDRÍA, 391 DESPUÉS DE CRISTO



Vestido de lino y apenas mostrando su cabellera roja, Raphael se esconde a simple vista entre las personas que se refugian en el templo.

Decenas de refugiados pasan ante él sin causarle ninguna impresión; lo único que consigue captar su atención es un pequeño grupo de cristianos siendo arrastrados a otra área del Serapeum.

—¿Qué haces aquí?

—¡¿Qué haces TÚ aquí, Remiel?! Miguel me envió a supervisar el ataque...

—Hm. A mí sólo me envía a recibir a los muertos en el Purgatorio... "Bienvenidos al Otro Lado. Pasen y pónganse cómodos; será una larga eternidad". Ya me tiene cansado.

—...Pronto acabará esta tortura...

—O comenzará una peor...

—¡Ve cómo los atormentan! Los quieren obligar a realizar esos... sacrificios barbáricos... y los castigan por ser leales a sus valores religiosos y morales...

—...Pero si son los cristianos los que persiguen y atacan a los paganos...

—...Bueno, pero...


¡CRASH!

Una horda de cristianos se abre paso vociferando y arremetiendo contra los refugiados, destruyendo figuras y otras estructuras dentro del Serapeo.

—Listo. Alejémonos de aquí.

—¿Qué?

—Ya no tienes nada que hacer aquí. Toda esta violencia burda... No creo que quieras ver eso... Ven conmigo, mejor...

—...Está bien.

Remiel toma la mano del otro Arcángel y desaparece con él entre la muchedumbre.

𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑶𝒎𝒆𝒏𝒔: "𝐿𝑎 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora