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• Guillermo Ochoa x Lionel Messi.

• AU sirenas y tritones. Guille humano y Lionel tritón.

• Romance entre humanos y monstruos.

• Ligero angst.

Viviendo en un pueblo costero, Memo había escuchado múltiples historias sobre criaturas del agua

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Viviendo en un pueblo costero, Memo había escuchado múltiples historias sobre criaturas del agua. Cuentos para asustar a los niños y mantenerlos alejados de las traicioneras olas del mar, pero cuentos al fin y al cabo.

No puede evitarlo, es un escéptico. Muchos turistas llegan al pueblo, hablando sobre criaturas sobrenaturales, energías y un montón de estupideces más. Memo ha convivido con las criaturas marinas desde que tuvo edad suficiente para no ahogarse, sabe que cosas viven y que cosas no viven en el agua.

Está bien, ciertamente hay algunas cosas raras, pero los turistas vienen con una imaginación del tamaño del mundo, confundir una ballena con algo más es común.

Aún así, el trabajo como pescador solo cubre cierta parte de sus gastos. Llevar a extranjeros por una lancha mientras cuenta mitos para sacarles unas cuantas monedas de más lo hace sentir un poco mal, pero necesita ese dinero.

Por eso, tiene una comprensión adecuada de lo que la mitología dice sobre los seres marinos. Sirenas, calamares gigantes, nagas, ninfas, kelpies, dragones. Estupideces, si le preguntas a él.

Sus compañeros de trabajo suelen pensar igual que él, a excepción de un adorable par conformado por Julián y Kevin. El resto solo se cuida de las sirenas, contando historia tras historia a la luz del fuego en las noches de luna llena.

A Andrés le encantaba particularmente ser quien narraba los cuentos, mucho más antiguos que cualquiera de ellos, preservados por el tiempo.

—Ya sabes lo que dicen, que los piratas antes debían cuidarse al estar en el mar. No sabían si era peor encontrarse con el kraken o caer bajo el hechizo de la dulce voz de las sirenas.

Memo resopla, dando otro sorbo a su cerveza, el resto parece enfrascado en Andrés. Julián y Kevin envueltos en una gruesa cobija, tan juntos como es posible y con expresiones de asombro.

—Oh, pero no era de las sirenas de quién uno debía estar asustado. —Los ojos de Memo viajan hasta la fogata, la danza del fuego consumiendo su atención, la cadencia baja de la voz de Andrés adormeciendo sus sentidos. —Los tritones, mis hermanos, los tritones eran de temer.

Memo no podía apartar la mirada del fuego, viendo las llamas naranjas moverse por el viento, casi como si pudiera ver formas en ellas.

—Raros incluso para su propia especie. De una belleza etérea y singular. Poder ver los tonos resplandecientes de sus aletas, con los cuerpos secándose bajo el sol era como ver a Dios mismo en este mundo de mortales. Y sus voces, el canto de una sirena puede evadirse... ¿Pero el hechizo de un tritón? Caerias de rodillas tan solo con la primera nota.

El naranja cambia hasta que Memo puede ver la silueta de un tritón. La larga cola moviéndose con gracia, el torso humano ondulado por los movimientos que hace al nadar.

—Algunos irían gustosos al agua solo para obtener un poco de su atención, el mínimo roce de sus labios los volvía adictos; desesperados, los piratas se arrojaban al mar para poder estar cerca de aquellas criaturas que asaltaban sus sueños. Hay quienes dicen que los tritones devoraban a esos pobres desafortunados. Sin embargo, hay quienes creen que eran almas bendecidas, pues llegaban a obtener el amor más sincero que podría obtenerse.

Memo quiere reírse, decir que son tonterías, pero su lengua se siente pesada en su boca y la visión comienza a fallarle.

—Por eso debemos tener cuidado cuando salimos al mar, no vayamos a caer en las garras de un tritón...

A la lejanía, Memo cree que puede oír una dulce voz cantando una melodía desconocida.

El canto de la belugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora