Memo cree que podría pasar horas mirando los bellos ojos del tritón, atento a cada detalle de su inusual apariencia, pero es una voz suave lo que finalmente lo saca de su momento de ensueño.-No beluga.
-¿Qué? -No puede evitar preguntar, sorprendido de escucharlo hablar, pensó que tendría que comunicarse con señas. Su voz se escucha rasposa por el desuso.
-Yo -El tritón dice, usando una de sus manos para señalarse a sí mismo, es adorable. -No beluga.
Memo deja escapar una pequeña risita, acariciando con el pulgar la mejilla helada, la textura de las escamas bajo su piel siendo algo extraño más no desagradable, muy parecido a acariciar una serpiente.
-No, no eres una beluga.
Aparentemente contento con esa respuesta y la confusión evitada, la cola del tritón se levanta para salpicar un poco de agua detrás de él. Memo puede ver el brillo celeste de algunas escamas antes de que se difumine por el agua.
No puede evitar mirar con curiosidad cada centímetro de piel que tiene a la vista. Tiene más branquias en las costillas, una aleta que empieza desde la base del cuello hasta la mitad de su espalda y más escamas sobre los brazos junto con los hombros. El resto de su cuerpo es algo borroso bajo el agua.
-¿No visto a más yo antes?
Memo se siente solo un poco avergonzado de haber sido atrapado mirando fijamente, pero está más confundido por las palabras en desorden hasta que logra darles un significado.
-¿Otro como tú? No, es la primera vez que veo... Bueno, algo como tú.
El tritón parece deprimirse un poco con su respuesta, su bonito rostro se tuerce en una mueca triste y Memo teme que empiece a llorar.
-¡P-pero eres increíble de ver! Me refiero a que eres muy bonito y- más bien, eres... ¡Inusual! ¡No de mala manera, no!
Se calla al escuchar la risa proveniente del tritón, el sonido viaja por las paredes de la cueva creando eco, es un sonido maravilloso que compite en ser el favorito de Memo, quitando a la lluvia de su puesto de honor.
-Entiendo. No vi muchos tú.
Vuelve a sonreír, alejándose de Memo para nadar un poco, se mueve con gracia, movimientos fuertes y naturales, verlo nadar debe ser todo un privilegio. Memo puede captar más destellos de su cola, brillantes escamas plateadas y celestes.
-¿Tienes un nombre? -Memo lo ve sumergirse en el agua antes de aparecer de nuevo cerca de él.
-Lio.
-Lio, yo soy Guillermo, Memo.
Tiene curiosidad, una pregunta tras otra llegan a su cabeza. Quiere descubrir todo lo posible sobre el tritón. ¿Qué edad tiene?, ¿hay otros como él?, ¿por qué está solo?, ¿cómo es vivir bajo el agua?
-¿Cómo aprendiste a hablar?
Por supuesto, eso es lo primero que sale de su estúpida boca. Aunque Lio no parece molesto por la pregunta, continúa dando vueltas en la laguna.
-Escuché.
-¿De... otros como tú?
-No, otros tú.
Es más difícil verlo ahora, lo que le dice a Memo que el sol debe haberse ocultado, tiene que irse pronto o no podrá encontrar el camino de regreso tan fácilmente. Se pone de pie, viendo como el tritón se apresura a llegar hasta la orilla donde está parado, coloca sus manos sobre la roca para sacar un poco más de su cuerpo.
-¿Irte?
-Si. Tengo que regresar a casa, no traje ninguna linterna y el mar de noche puede ser peligroso -Memo se arrodilla para acariciar la mejilla del tritón, viéndolo cerrar los ojos ante el contacto. -Pero regresaré, no te preocupes, vendré toda la semana a verte.
Lio asintió, sumergiendo su cuerpo en el agua. Memo se pone de pie y ale de la cueva, regresa a su bote y emprende el camino de regreso. Una vez en el muelle, se asegura de amarrar el bote, toma su mochila y comienza a caminar a casa. Está distraído, su cerebro todavía tratando de ponerse al corriente de lo que estaba pasando.
Llega a casa acompañado por las estrellas y el sonido de las olas al chocar contra la orilla. Deja caer su mochila en el suelo y luego a sí mismo sobre el sillón, repasando el encuentro en su mente.
Había conocido a un tritón.
Un tritón.
Julián y Kevin matarían por tener su suerte, demonios, cualquier otra persona moriría por el simple hecho de verlo. Y Memo había conversado con él, aunque fuera brevemente, se le había permitido tocarlo y existir en su mismo espacio. Un escéptico cómo él bendecido con tal suerte.
Decidió que tenía que regresar a verlo tanto como fuera posible, tenía dos semanas de descanso que podía usar para conocerlo, enseñarle a hablar, aprender sobre su especie.
Siente el rubor subir a su cara al recordar ese bonito rostro, no puede negarlo, le gustan los chicos bonitos. Y Lio es bastante bonito.
Suspira, enterrando su rostro en el asiento.
Absolutamente no puede enamorarse del sirenito.
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El canto de la beluga
FanficViviendo en un pueblo costero, Memo ha escuchado historias sobre los tritones. Criaturas de incomparable belleza y voces angelicales, dueños del océano, capaces de hipnotizar humanos solo con la mirada. Memo cree que son solo cuentos para niños. Per...