El fin de semana, despierta, hace un par de crepas y va de inmediato a ver a Lio; no ha ido antes por si el tritón necesitaba algo de espacio, además de que ha llegado a colapsar sobre su cama después de una ducha caliente. Su apego por él lo hace sonrojarse de vergüenza, a penas han pasado unos días y está tan ansioso por volverlo a ver que le da risa.Llega a la cueva, contento al ver un pequeño pedacito de él mismo conviviendo en armonía con el hogar de Lio. Es una buena mezcla. Deja sus cosas sobre las almohadas, notando manchas húmedas sobre algunas, entonces Lio ha pasado un tiempo acostado sobre las cobijas. Se imagina al tritón envuelto como flauta en su cobija de tigre.
Escucha el chapoteo revelador de Lio saliendo del agua, Memo se da la vuelta, sonriendo al ver a Lio observarlo con una sonrisa igual de grande. Se arrodilla para poder abrazarlo, sacando un poco más de su cuerpo del agua. Lio se ríe contra su oído, contento.
-Hola, sirenito. Te traje algo de desayunar.
Deja al tritón sentado sobre una almohada, sacando la comida de su mochila. Lio se ríe alegremente al ver la deformidad que Memo se atrevió a llamar crepas, diciendo que las había imaginado diferentes según su descripción. Memo no le dice que agradece no lo haya visto hacer hotcakes.
Observa atento la reacción de Lio al probar el chocolate junto con las fresas, puede ver las estrellas saliendo de sus ojos cuando da el primer bocado, teniendo algo de dificultad para comerlo por la forma de sus dientes. Aún así, a Memo le parece lo más tierno del mundo.
Comen en un agradable silencio al que están acostumbrados, cuando las palabras no son necesarias pues sus miradas lo dicen todo. Memo les sirve otra crepa cuando ambos acaban, viendo a Lio picotear la suya.
-¿Memo?
-¿Si?
-¿Cómo son los rituales de cortejo de los humanos?
Cree que tiene derecho a verso tan estupefacto. ¿Por qué Lio pregunta esas cosas? Memo se sonroja, se siente como hablarle de las flores y las abejas a un niño.
-¿Por qué quieres saber?
-He visto, humanos. Tengo curiosidad. No parece a nada que hacemos nosotros.
Su curiosidad ha sido picada, además, también sirve de distracción.
-¿Cómo es para ustedes? -Memo pregunta, con suavidad en su tono mientras observa a Lio explicar, cortando su comida casi distraído.
-Si quieres que alguien sea tu compañero empiezas con regalos. Nadamos juntos. Jugamos a escondernos entre las algas. Eso escuché. El primer regalo es tradición sea una piedra, debe ser perfecto para tu compañero perfecto.
-Entonces, ¿tienen una pareja de por vida? -Pregunta, picando su propia crepa en trocitos.
-Podemos aparearnos con quien queremos, pero después de encontrar a tu compañero, estamos siempre a su lado. -Lio lo mira al terminar de hablar, lo que lo pone nervioso, su mirada es intensa, tiene un poco de chocolate en la comisura de la boca que Memo limpia con su pulgar.
-Es raro con los humanos, no sabría explicarlo, pero creo que depende de cada persona. -Definitivamente no va a contarle sobre como algunos piensan que tener sexo sobre la arena es romántico.
-Algunos... Dedican canciones, por ejemplo, o les gusta regalar cosas, hay quienes prefieren el contacto físico y quiénes no les gusta en absoluto. -Memo se encoge de hombros, dejando la vista fija en los ojos de Lio. -Creo que algo especial para la mayoría es el primer beso que se dan con esa persona.
Memo recordó el beso que Lio le había dado en la mejilla, más solo un contacto de sus labios húmedos contra su piel que un beso real, ahora sabe que debe haberlo observado en algún lugar.
-Mordemos a nuestra pareja para completar el vínculo, aquí. -Lio coloca su mano dónde el hombro y el cuello se unen, Memo nota que Lio no tiene escamas en esa parte, solo piel suave para ser reclamada.
Lio baja su mano hasta donde se ubica el corazón de Memo, sus garras se clavan suavemente en su camisa y sobre su piel.
-Un vínculo así es sagrado.
-¿Tuviste algo así, antes? -Pregunta, con suavidad en su tono en caso de traerle malos recuerdos.
Lio niega con la cabeza, su mirada viaja hasta el agua. -Era demasiado joven para un vínculo. Pero... Siempre quise, cuando fuera mayor.
Memo tiene que tragarse sus nervios cuando coloca su mano sobre la de Lio, entrelazando sus dedos. Se siente valiente cuando pronuncia las siguientes palabras.
-Estoy seguro de que tendrás uno y será precioso, tal como tú.
El tritón le da una sonrisa suave, moviéndose para quedar más cerca y apoyando su cabeza contra su hombro. Memo se queda quieto, dejándolo acomodarse.
Olvidan su comida por un tiempo, corazones latiendo al mismo tiempo, sonrisas llenas de cariño, ambos llenos de esperanza.
Memo siente que han dado un paso a algo más allá de lo que tienen ahora, y aunque se siente como un paso pequeño, está emocionado por los cambios que puede traer.

ESTÁS LEYENDO
El canto de la beluga
FanfictionViviendo en un pueblo costero, Memo ha escuchado historias sobre los tritones. Criaturas de incomparable belleza y voces angelicales, dueños del océano, capaces de hipnotizar humanos solo con la mirada. Memo cree que son solo cuentos para niños. Per...