11

87 14 1
                                    


Memo despierta y observa la amatista en su mesita de noche, no va a admitirle a nadie que pasó horas mirando detenidamente su regalo, tocando con cuidado los cristales y el exterior. Es tan bonito, le recuerda a Lio, su belleza es incomparable.

La conversación sobre cómo es que se completa el vínculo lo hace ponerse tan rojo como una cereza. Descubrió cosas sobre la anatomía de los tritones que no le interesaba antes, pero ahora, definitivamente está muy interesado en ello, aunque solo lo hayan hablado y no puesto en práctica.

Por desgracia, aunque lo único que quiere es estar con Lio ahora que su relación avanzó a algo más allá, tiene que cumplir con sus obligaciones e ir al trabajo. Luego de un baño y un desayuno, está preparado para lo que le tenga preparado el día.

Para lo que no estaba preparado era llegar al acuario y encontrarse con Andrés, está por saludarlo cuando su amigo lo agarra del brazo y lo mete en los baños más cercanos. Está todavía más confundido cuando los mete en un cubículo, cerrando la puerta.

-No te la voy a chupar si es lo que estás planeando.

Andrés hace una cara de asco, negando con la cabeza.

-No necesito que tú me hagas una mamada, gracias, ya tengo a alguien para eso. -Andrés le tapa la boca con la mano cuando ve a Memo con ganas de interrumpir, alejando el brazo cuando Memo le lame la palma. -Que asco. Como sea. ¿Te acuerdas de Saúl?

¿Qué si Memo se acuerda de su primer novio? Se sonroja, recordando besos torpes y manos aún más torpes de cuando eran poco más que unos adolescentes calenturientos. El chico tenía un exterior rudo pero por dentro no era más que un rollo de canela.

-Pensé que habíamos superado ese tema. Todo quedó bien entre nosotros.

-Pues espero que sí, porque está aquí.

-¿Y...?

-¡No has salido con nadie en meses! Así que pensé que-

Su conversación se interrumpe cuando alguien toca la puerta.

-Puedo ver cuatro pies ahí dentro. -Andrés ahoga una risita al escuchar la voz de Neymar. -Dejen de antojar, culeros.

Salen del baño entre pequeñas risas y burlas de Neymar, aunque Memo no quiere hacer otra cosa que interrogar a su mejor amigo sobre si ya hizo su movimiento con Rafa o sigue siendo tan cobarde como siempre.

Caminan hasta los vestuarios, viendo a su grupo habitual ya reunido ahí, más una persona que Memo reconoce bastante bien a pesar del tiempo que ha pasado desde que lo vio. Y al parecer, "Canelo" también lo reconoce, si la sonrisa que tiene cuando se acerca sirve como referencia.

Memo se sorprende cuando se ve levantado en un gran abrazo de oso por parte de su ex. Aún así, corresponde el abrazo. Su relación acabó por la distancia y la inmadurez juvenil de ambos, pero Memo no tiene más que buenos recuerdos de él.

-Has crecido bastante, Memito.

-Tú también -Memo responde, con una gran sonrisa una vez que lo sueltan-. ¿Qué haces aquí? Pensé que todo estaba bien en la ciudad con tu carrera como boxeador.

-Todo iba bien, pero uno de mis abuelos se puso delicado de salud y tuve que regresar, además de encontrar un trabajo. Pagan bien aquí como guardia de seguridad.

Un hombre desconocido pasa junto a ellos, lleva el mismo traje y equipo que usa Saúl, así que también es un guardia. Su mirada se posa sobre Memo de manera tan intensa que le da escalofríos, dando un paso más cerca de su amigo por si acaso. El desconocido lo mira fijamente un poco más antes de irse con una mueca de disgusto.

-Pendejo -susurra solo para él, ignorando la extraña interacción y tomando su propio atuendo.

-Se llama Cristiano, le toca cuidar la misma puerta que a mí, creo que estamos en tu área de trabajo. Podrías pasar a saludar de vez en cuando.

Memo asiente mientras termina de ponerse el overol, se coloca una gorra, tratando de meter todo su cabello rizado y fracasando solo por poco.

Saúl le sonríe cuando termina, caminando juntos hasta donde a él le toca hacer guardia. Cristiano ya está ahí, su mirada se siente pesada, como si pudiera reventar la cabeza de Memo solo si lo desea lo suficiente.

-¿Y qué hay con él? Parece que me odia.

-Ni idea de por qué. Se que antes vivía en una playa, un día su casa se incendió y pasó años encerrado en su nuevo hogar antes de volver a salir. En realidad no parece un mal tipo.

Memo observa a Cristiano jugar con algo entre sus manos, todavía no le gusta mucho el tipo, pero perder su casa debe ser algo difícil. Piensa en Lio y en como fue obligado a estar en un nuevo lugar cuando fue capturado, pensar en el tritón le devuelve su buen humor. Puede ignorar al tipo que lo odia fácilmente.

Está dispuesto a hacer eso, pero sus ojos son atraídos por lo que sea que tenga Cristiano entre las manos cuando emite un brillo que Memo cree reconocer, brilla como lo hacen las escamas de Lio.

Y si no fuera porque el objeto es de color verde, Memo está seguro de que pensaría es una escama del tritón.

Le gusta todavía menos el tipo.

El canto de la belugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora