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Tell me why this has to end

Oh, no, oh, no

I can't save us, my Atlantis, we fall

En algún punto, Lio se queda dormido, Memo lo sigue poco después, ambos durmiendo sin sueños gracias al agotamiento. Cuando despierta, Memo nota que han dejado de moverse, el cielo está oscuro y el mar es a penas visible, pero ahí está.

Acomoda a Lio para poder levantarse, saliendo de la camioneta y viendo a Saúl recargado contra la parte trasera. Su amigo le sonríe, abriendo los brazos para que pueda abrazarlo.

-Escuché lo que pasó con Cristiano... ¿Estás bien?

Memo niega con la cabeza, dejando salir las lágrimas. -Él no merecía nada de eso, cargar con la culpa de perder a su tritón... No sé cómo pudo aguantar tanto tiempo lejos de él, sin saber si seguía vivo o estaba muerto, sabiendo que las personas que los alejaron seguían ahí.

Saúl lo abraza con más fuerza.

-Me advirtió que pasaría con Lio si lo alejaba del mar, tengo que dejarlo ir. Tengo que dejarlo ir. No puedo hacer eso, no puedo.

Saúl lo abraza todo el tiempo que llora, aceptando en su corazón que este es el momento en que se despide de su tritón. Este es el momento en que se tienen que decir adiós, y no está preparado para eso. Aún así... Duele tanto.

Cuando Lio despierta, Memo está ahí para darle un pequeño beso y ayudarlo a salir de la camioneta. Lo lleva de la mano hasta el mar. Lio observa las olas moverse y lo que está pasando parece registrarse en su mente, voltea a verlo con lágrimas en sus bonitos ojos.

-Es... Es lo mejor, Lio. Es por tu seguridad.

Lio lo abraza con fuerza, ocultando su rostro en su cuello. -No, por favor no, no me dejes.

-Es peligroso para ti estar fuera del mar, perteneces al agua y yo... Yo no quiero que nada te pase, no lo soportaria. Es lo mejor.

Lio se aferra más a su cuello, sollozando. Memo se permite llorar con libertad, el tritón sabe que no pueden estar juntos, no cuando son tan diferentes.

Cuando el tritón sale de su escondite, junta sus frentes, colocando sus manos frías sobre sus mejillas.

-Mi corazón anhelara tu presencia cada día de mi existencia.

-Lo sé, mi amor, créeme que yo también.

Memo trata de sonreírle, el corazón le dolía duele saber que estaba compartiendo sus últimos momentos con su amor. Quiere decir que no, que encontrarían una manera de esconderlo y hacerlo funcionar.

Pero Lio pertenece al mar, su alma no encontraría consuelo atrapado en una piscina, por mucho que su corazón quisiera permanecer cerca de él, su pequeño tritón comenzaría a enfermar con el tiempo, moriría de tristeza. Memo no podría soportar verlo enfermar, no cuando sabe lo que necesita para estar bien, sabiendo que tiene la oportunidad de reunirse con su familia.

Tiene que dejarlo ir.

Aún así, sabiendo que era lo mejor separarse, sentía que le arrancaban el corazón del pecho y lo dejarían hueco para siempre, incapaz de llenar el vacío que dejaría su amado Lio. ¿Cómo podría regresar a su vida normal, después de haberlo conocido, después de haberlo amado?

Entendía por qué en las historias los mortales preferían morir antes que separarse de sus sirenas. El amor que otorgaban era tan puro, tan sincero, un regalo tan valioso.

Pero tenía que regresar.

Tenía que despedirse y seguir su vida.

Por más imposible que sonara.

-Te amo, Lio, nunca dejaré de amarte.

-Cada canción que cante será para ti. En las noches de luna llena, cuando el mar este calmado y las estrellas brillen en lo alto, sabré que nuestros corazones laten al mismo ritmo. Y cuando la marea sea violenta, las nubes cubran el cielo y la luna no se pueda ver, sabré que el anhelo por volver a vernos es mutuo.

Los ojos de Lio brillan de color celeste, las lágrimas no dejan de bajar por sus mejillas. Memo deja un pequeño beso sobre sus labios, sintiendo otro sollozo del tritón.

-Mi alma jamás dejará de buscar reunirnos de nuevo. En esta vida, en la siguiente, hasta el fin de los tiempos... Seré siempre tuyo, eternamente te amaré.

-Nos volveremos a encontrar, amor, y nadie podrá impedirnos estar juntos.

Es una promesa.

Se besan, entre lágrimas de dolor, el beso está lleno de sentimientos. El amor que se tienen, la tristeza de tener que separarse, la esperanza de volver a encontrarse. Es un beso largo, lento, ambos tratando de memorizar a la perfección los labios del otro.

Cuando se separan, Lio ha dejado de llorar. Memo lo ayuda a quitarse la ropa, tomándolo en sus brazos para entrar al agua. Al contacto de sus piernas con el mar, Lio cambia a su verdadera forma.

Se miran a los ojos durante largos momentos, sin atreverse a decir las palabras, sin atreverse a decirse adiós, esperando que solo fuera una separación momentánea. Deseando que todo fuera diferente. Deseando.

Lio se acerca a colocar un último beso sobre los labios de Memo, acariciando su rostro por última vez antes de que lo colocaran suavemente sobre el agua. Lio nada un poco más hacía mar abierto y Memo sale hasta que el agua le llega a los tobillos.

Vuelven a mirarse, sin necesitar de palabras para entender lo que quieren decirse. Un vínculo tan estrecho que ni la distancia ni el tiempo podrían romper, jamás.

Finalmente, Lio se da la vuelta, nadando hacía el océano, volviendo a su hogar. Lio nada con fuerza, sintiendo su corazón fragmentarse en millones de pedacitos, su alma encontrando consuelo en estar en el mar, pero su corazón tendría una herida permanente.

Memo cae de rodillas en el agua, llorando y gritando de dolor hasta que el sol sale en horizonte.

Y el cielo lloró por los dos amantes que tuvieron que separarse.

We built this town on shaky ground

I can't save us, my Atlantis, oh, no

We built it up to pull it down

El canto de la belugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora