Se siente raro despertar y no llenar su mochila de las cosas habituales, preparándose para ver al tritón. Se ha acostumbrado tanto a su rutina junto a Lio que regresar a su vida habitual es un sentimiento extraño. Una leve incomodidad que no se va en el tiempo que le toma llegar a su nuevo trabajo.El acuario es grande; enormes puertas decoradas con delfines, tortugas y pingüinos, todo en una gama de azules, plateado y dorado. Entrando hay una mesa redonda de recepción, dónde se comprarán los boletos para entrar o pedir indicaciones. Memo sabe que tienen una tienda de regalos que van a llenar con adorables peluches, caracolas marinas y arena en botellas.
Está diseñado como un laberinto circular; las áreas abiertas al público incluyen un pequeño museo de fósiles, datos curiosos sobre el mar y un pasillo oscuro con animales que brillan en la oscuridad dibujados en el techo. Además de los hábitats para peces, pulpos, delfines e incluso una foca. Memo admite que es un lugar bonito, la arquitectura es bella e ideal para mantener a los clientes interesados, pero se pregunta porqué el aire acondicionado está colocado a mitad de pared y no en el techo.
En medio de la recepción, hay un grupo de personas y Memo se apresura a llegar con ellos, sonriendo al escuchar su nombre.
-¡Memin! -Andrés lo saluda, dándole un abrazo corto, también están Julián y Kevin, el inseparable dúo; Rafa, el que está seguro quiere salir con Andrés; Neymar, el nuevo que aún no ha tenido accidentes (lo cuál es un récord) y el resto son personas que no conoce.
-Parece que llego algo tarde.
-Nah -Rafa se ríe, pasando un brazo sobre los hombros de Andrés. -El jefe llega tarde, se supone estaría aquí para hablar con Andrés sobre lo que nos toca hacer.
-Creo que nos tocará limpiar los pisos y esas cosas. Alimentar a los peces, lavar si alguien vomita, desinfectar las vitrinas cuando todos se vayan. Es un lugar grande, así que nos toca por secciones. -Memo asiente, mirando el techo de cristal, tiene formas dibujadas que no alcanza a ver.
Un grupo de gente pasa hasta un área marcada solo para el personal autorizado, hablan en susurros entre ellos, todos vestidos con batas blancas. Memo se les queda mirando en lo que uno de ellos abre la puerta con su tarjeta de acceso, le da un golpecito a Andrés en el brazo, señalando con la cabeza en la dirección general de la gente con bata.
-Oh, tienen un programa de rehabilitación y conservación de especies. O algo así. Los tipos con bata y mirada de "soy mucho mejor que tú" son los encargados de eso. -Memo los observa, hay una vibra extraña sobre todo el asunto, pero por su vida no puede identificar que es.
-Los veterinarios y biólogos que cuidan a los animales trabajan a parte, por lo que sé -Andrés comenta. -Espero tengan un sistema más simple para nosotros los conserjes.
Finalmente, media hora después, su jefe se presenta. A Memo le causa escalofríos desde el principio, por qué ese hombre presentado como "el Tata" no es alguien que esperarías decidiera abrir un acuario. Aún así, Memo permanece callado y tranquilo, ha visto millonarios hacer cosas más extravagantes, tiene tiempo para descubrir si solo es paranoico o tendrá que exponer su nuevo trabajo por maltrato animal o lavado de dinero.
Les entregan sus horarios y su área para trabajar. Está junto con el grupo de personas que ya conoce, por lo que está agradecido, están cerca de una puerta de acceso restringido a la que no pueden entrar con sus tarjetas. Habrá dos guardias cuidando siempre esa puerta, al igual que hay guardias cuidando cada entrada y pasillo por dónde trasladan animales.
No puede evitar preocuparse una vez que está en su casa, su uniforme en sus manos y su cena sin comer. Se ha acostumbrado a comer junto a Lio, a pesar de raro que es verlo consumir peces crudos y casi vivos, disfruta la compañía. Lo asusta pensar en lo que podrían hacerle si alguien lo descubre, tiene que tener cuidado para mantenerlo a salvo.
Tiene que cuidarlo.
Se lo repite a sí mismo una y otra vez hasta que acaba la semana, está exhausto luego de recorrer casi cada centímetro del acuario limpiando, colocando pegatinas, sacando brillo a los barandales y familiarizándose con la ubicación de los tanques y sus contenidos.
Lo único que lo mantiene funcionando, además de la paga, es saber que faltan menos de veinticuatro horas para volver a Lio.
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El canto de la beluga
Fiksi PenggemarViviendo en un pueblo costero, Memo ha escuchado historias sobre los tritones. Criaturas de incomparable belleza y voces angelicales, dueños del océano, capaces de hipnotizar humanos solo con la mirada. Memo cree que son solo cuentos para niños. Per...