Capítulo 29: A Travéz de los Ojos del Derrotado

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Entre la penumbra de la noche y el frío capitalino, el nostálgico ex federal se paseaba entre los caminos de hierbas altas en el sendero más recóndito del cementerio de Ciudad Capital. Con una linterna pequeña y acompañado por dos de sus lugartenientes, sorteaba los obstáculos del abandonado lugar, como las raíces que sobresalían de la calzada y los depredadores nocturnos que habían reclamado ese sitio lleno de recuerdos como propio.

No pisaba suelo capitalino desde hacía meses y era su primera visita al lúgubre lugar. Era una cita con su pasado, con las 8 imágenes que los traidores intentaban eliminar del recuerdo colectivo. Se sentía tan vulnerable y melancólico como pocas veces durante su joven existencia, era una sensación similar a la de encontrarse enterrado entre los escombros de su palacio, era la pérdida, la noción de que ni un millón de años de trabajo traería de vuelta lo que la guerra le arrebató.

Su estado era tan endeble, una extrañeza para cualquiera que lo conociese, esa clase de emociones no solían andar libres por su mente lógica. No obstante, él mismo reconocía para sus adentros que su cerebro no funcionaba igual que antes, tanta muerte era suficiente para deformar el pensamiento de cualquiera, hacerlo más duro ante el horror, arrebatarlo de cualquier humanidad y dejarlo tal y como él estaba, un hombre movido por la venganza y un deber supremo que la mitad del país no entendía.

No es que el presente no tuviese sus cosas buenas, para nada, en ese país sin nombre e identidad que él tanto quería, aún existía gente que lo acompañaba en su campaña liberadora, quizás su segunda mayor motivación.

La primera se encontraba ahora frente a él, rodeado de bosque y maleza, 8 tumbas de menos de 30 centímetros cuadrados cada una lo recibían, en un abrazo frío lleno de olvido y desidia. El podía sentir la energía que el lugar le transmitía, lo llevaba a los pasillos dorados hoy sepultados por el nuevo Palacio de Gobierno, una versión bastarda de lo que ellos entendían por grandeza.

Hizo señas a Jersey para que le facilitara las cosas que guardaba en su mochila, extrayendo una por una, 7 velas rojas que él mismo colocó sobre las lápidas mohosas. Bertrand junto a él, iba cortando el pasto alto al frente de las placas con ayuda de un cuchillo largo que solía cargar consigo.

Marcano fue encendiendo las velas a medida que las posiciona, cubriendo las débiles llamas del encendedor para que la briza fría no la apagase. A la mayoría de sus compañeros no les hubiese gustado el gesto, pero en el Oriente era la forma más discreta para dar respeto a los difuntos y la única que él conocía.

Terminada la tarea, respiro profundo y empezó a meditar en su pensamiento, Jersey y Bertrand al no saber muy bien que hacer, solo se quedaron firmes cubriendo la espalda de su lider.

Parecían 3 estatuas, hasta que un montón de hojas crujieron detrás de ellos. Los lugartenientes empezaron a buscar al intruso, Marcano ni siquiera se movió.

Entre la oscuridad, apenas alarmada por los dos gigantes que le apuntaban, emergió Clara, guiándose únicamente con el brillo que emitía la pantalla de su celular.

Ella, entendiendo al instante el motivo de su reunión, se colocó junto a su líder, con manos unidas en su regazo e intentando recordar alguna oración o frase para honrar a sus ejemplos de vida.

Esien, demasiado lúcido pese a tener sus ojos cerrados, la tomó de la mano y se quedaron en silencio por un par de minutos, instantes que él sabía que fueron de mucho valor para la pelirroja, sedienta de su cariño fraternal, ese que su psique trastornada le había quitado, algo tan elemental para ella y que para Esien se había sentido como arrebatarle la comida a alguien que ha vivido toda la vida con hambre.

No sería fácil perdonarse, pero él estaba seguro que ella ya lo había hecho.

Antes de marcharse recordó una última ofrenda. De la mochila de Jersey extrajo algo que él mismo guardó en secreto, en una especie de doble fondo en una parte descosida de esta.

Olvidada: La Nación Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora