Me dirigí al sofá blanco del despacho sin decir una sola palabra. Me acosté allí tranquilamente. Cheryl se mantuvo en silencio. Me acosté en el sofá de los pacientes y cerré los ojos. Estaba decidido a contarle algunas cosas sobre mí a la chica.
—¿Sabes por qué razón escogí nuestra casa? —pregunté yo, para iniciar la conversación. Mantenía los ojos cerrados.
—Claro que no —se limitó a responderme.
—Yo nací allí —solté para responder la pregunta que yo mismo había hecho segundos atrás—. Ese fue mi hogar hasta que mi madre murió cuando tenía cinco años.
La chica se quedó en silencio. Tal vez impactada. Quizás desconcertada. No lo sé.
—Yo... Lo siento mucho. No lo sabía —se disculpó ella sin ninguna razón.
—Tranquila, no es tu culpa —aseguré yo. Intenté no sonar débil, pero fue en vano.
—¿Por qué me estás contando todo esto? —cuestionó la psicóloga.
—Hoy es su aniversario de muerte —contesté.
—En la mañana estabas bien. No lo entiendo —comentó.
Me esfuerzo por ser fuerte.
Percibí que ella se levantó de su silla para tomar asiento a mi lado.
—Supongo que oculto lo que siento demasiado bien —mencioné yo. Y era muy cierto—. Unos años después de la muerte de mi madre, mi padre conoció a Susie Park, mi madrastra. Leo también estaba un poco afectado con todo pero fue fuerte por mí. Yo... Siento que le debo algo. Digamos que Susie no tuvo hijos porque no podía y lo pagaba con nosotros dos, unos niños. A ella le gusta jugar pesado. Nos encerraba en cuartos oscuros, nos golpeaba, nos dejaba sin comer o simplemente no nos daba los cuidados que necesitábamos.
—Liam Noah, eso es horrible. No tenía idea. Tu padre, ¿él no estaba al tanto del maltrato? —quiso saber.
—No, él sigue estando ciego. Hablamos con él sobre eso en su tiempo, pero optó por no creernos. Mi padre sigue confiando ciegamente en esa mujer —aclaré yo.
En realidad no quería hablar sobre esto. Ella respetó mi silencio. Ella lo entendió. Mi infancia fue realmente horrible gracias a Susie. Cheryl me abrazó. Necesitaba eso seriamente. Solo fui capaz de pronunciar un simple "gracias".
***
Un día después de la sesión, paseaba a Dag por el parque. De repente escuché mi celular sonar dentro de mi bolsillo. Dejé de caminar y atendí la llamada. Era Henry, mi entrenador.
—¿Aló? —emití yo.
—¡Hola, Liam Noah! —saludó el hombre. Si estaba feliz era por algo—. Dentro de aproximadamente más de un mes habrá un nuevo Campeonato Mundial de Boxeo y ya sabes, creo que otra victoria no vendría mal.
Y por eso estaba feliz. Deberías aceptar. A Cheryl le haría mucha ilusión ir a un combate en vivo.
Conciencia, verdaderamente no sé qué haría sin esa vocecita tuya tan molesta.
Me amas, lo sé.
No te creas mucho.
—¿Contra quién lucharé? —inquirí yo.
—¿Puños de hierro te suena de algo? —indagó Henry.
—El antiguo campeón antes de que yo llegara —murmuré yo.
—Quiere su revancha —anunció mi entrenador, esta vez sonó preocupado.
—Gracias por informarme.
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AMOR ALQUILADO√√
RomantikUna psicóloga a la que le faltan unos cuantos tornillos. Un boxeador al que no le gusta luchar. Hay algo mal aquí. Comprar la misma casa y no saberlo está bien jodido, pero vivir juntos y ser completamente extraños lo es aún más. Completamente opues...