Luego de un año Cheryl volvió y la conciencia no me dejaba tranquila. En una ocasión quise decírselo, justo cuando me confesó que había vuelto con Liam Noah y que había sido violada. La noticia me había dejado atónita. No imaginaba que ella hubiera pasado por eso.
No quería arruinarle la felicidad confesando que me acosté con su ex y de nuevo novio. Me guardé la información.
Creo que fue Leo quien nos invitó a todos a una isla privada. Tiene tanto dinero que lo gasta en llevarnos, pero no me quejo. De hecho, eso me alegra.
No soy una chica a la que le gusten tantos lujos, aunque como todas no me quejaría por ser invitada por mis amigos los millonarios que no saben qué hacer con los millones de dólares que seguramente tienen.
El empresario de nuevo alquiló un jet y nos llevó a esa isla. También había otro chico allí. Nunca lo había visto.
Es imposible olvidar esa piel bastante bronceada. Ese cabello ligeramente largo y negro que cae sobre su frente de una manera tan sexy. Esos ojos miel tan bonitos. La nariz perfilada, los labios carnosos y acaramelados, esa mandíbula marcada. Todos esos rasgos son difíciles de olvidar.
No tendré problema con tenerlo para mí en algún momento.
Ni yo, conciencia.
Hemos intercambiado algunas miradas. Nuestros ojos se encuentran por enésima vez. Me sonríe a boca cerrada sin que los demás se den cuenta. Creo que me sonrojé ya que el chico ensanchó su sonrisa. Si sigue haciendo eso voy a desmayarme.
Trato de centrarme en otra cosa. Minutos después el jet comienza a descender. El aterrizaje fue perfecto aunque me dió náuseas. La primera vez que estuve en un avión también me pasó lo mismo. Jamás me voy a acostumbrar a esto.
Bajamos del jet junto al piloto. En la excursión primero nos dirigimos a las habitaciones. Elegimos los cuartos. Cheryl y Liam Noah estarían en uno, Sara y Leo en otro, mientras que el moreno y yo compartiríamos habitación.
Dentro de cada cuarto hay varios adornos y lo mejor: sólo una cama. Perfecto para la ocasión.
El atardecer llegó y con este todos —excepto el moreno y yo— desaparecieron sin dejar rastro. Primero se fueron los hermanos, después las chicas con destino a encontrarlos.
Creo que me dejaron con él a propósito. Sin embargo, prefiero ese tiempo a solas con el chico.
Ambos entramos a nuestra habitación. Hubo un silencio que me pareció gracioso y comencé a reír, de nervios, tal vez. El moreno me acompañó en las risas. Ese momento se convirtió en algo inolvidable para mí.
—Tienes una sonrisa muy bonita, Dulce de Chocolate. Espero que lo sepas. —Oh, Dios, creo que me enamoré.
—¿En serio lo crees? —Sonreí de nuevo.
El chico asintió sin dudarlo. Sentía mis mejillas arder. Las mariposas amenazaban con aletear en mi estómago. Este instante era la definición de empezar a enamorarme.
—Espera, ¿me has puesto un apodo? —murmuré, sorprendida.
—Sí, creo que eso he hecho. ¿No te gusta? —inquirió.
Ningún hombre se había tomado las molestias de ponerme un apodo. Él es diferente. Él es único. Podría casarme con este hombre.
Despacio, Alissa, que te puedes estrellar contra la realidad.
—Me encanta. —Le dediqué mi mejor sonrisa de agradecimiento.
El chico me sonríe. Mi cuerpo puede fallar en cualquier momento.
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AMOR ALQUILADO√√
RomanceUna psicóloga a la que le faltan unos cuantos tornillos. Un boxeador al que no le gusta luchar. Hay algo mal aquí. Comprar la misma casa y no saberlo está bien jodido, pero vivir juntos y ser completamente extraños lo es aún más. Completamente opues...