Después de esa conversación subí a mi auto y me marché. Empecé a conducir hacia la nada. No sé qué pasó con Cheryl luego de mis últimas palabras. Cuando me cansé de estar conduciendo sin rumbo regresé a casa. Dag estaba de vuelta cuando volví. Entré a mi hogar y acaricié al animal. Escuché que había alguien más en casa y por obviedad supuse que sería Cheryl.
Me dirigí a mi habitación para encontrarla a ella observando los libros que yo había dejado encima de la cama. La chica no se percató de que me encontraba detrás de ella.
—Eres una psicópata. —Casi solté una risa, pero me contuve.
La chica soltó un respingo porque definitivamente la asusté otra vez.
—Liam Noah —pronunció mi nombre con cierto nerviosismo.
—¿Cómo entraste? —cuestionó el chico.
—Rompí una ventana con un bate y entré por ahí —me respondió, burlona, a lo que le dediqué mala cara—. Vale, está bien. —Levantó las manos en señal de rendición—. Abrí la puerta con las llaves que guardaba desde que me fui. Por cierto, ¿qué es esto?
Ella se refería a los libros. Enseguida los recogí todos y los guardé en la misma gaveta en la que han estado siempre.
—Interpretaré tu silencio como un: "soy tu fan", gracias. —Rió ella.
Si mi mirada fuera un arma mortal, es posible que le haya atravesado el cerebro a la chica. Ella se fue de allí lo más rápido posible.
Al día siguiente fue tal mi suerte que me encontré con Cheryl en el supermercado.
—No puede ser cierto. Tengo que encontrarte además en el supermercado —puntualicé yo, apareciendo detrás de ella.
—¿Es en serio? —En su tono se notaba que estaba cabreada.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté, irritado.
—¿Acaso no puedo venir a comprar comida? —proclamó ella.
Ella pagó sus cosas y se fue a algún otro punto dentro del supermercado. Yo compré lo necesario para acto seguido marcharme a mi casa.
***
Mi padre y Susie habían decidido visitarme. La situación no podía ser más incómoda y para rematar, Cheryl llegó en ese preciso momento.
—Que casualidad encontrarlos aquí —mencionó la chica a modo de saludo.
—Cheryl, no sabía que habías regresado —afirmó mi padre.
—Regresé hace tres días —aclaró Cheryl—. Por cierto, señora Susie. ¿Su marido aún no sabe lo que usted y yo sabemos que descubrí?
La cara de horror de mi madrastra era una verdadera obra de arte. Me pregunto qué habrá hecho esta mujer que Sherif haya descubierto.
Resumiendo, la gran e intachable Susie Park, mi queridísima madrastra, era propietaria a escondidas de un burdel en el que de seguro trabajó antes. Después de todo hasta le tengo lástima a esa mujer. Cosa que no debería sentir.
Por ella siento una mezcla de odio y lástima.
—Ah, y hay más. Pero, Liam Noah, creo que esto tu padre debería oírlo de ti y no de mí —añadió la chica.
Se refería a todo lo que la madrastra nos hizo pasar en la niñez de Leo y en la mía. La puerta de repente se abrió. Mi hermano mayor acababa de llegar. Lo llamé con el pensamiento, al parecer.
—Leo, bienvenido. Llegas justo a tiempo —expresó Cheryl, hablando así parecía una persona completamente diferente a la que conocí hace un año. Era un tono pasivo-agresivo que hasta daba miedo—. Estábamos conversando un poco sobre esta familia tan extraña. Tu madrastra es la dueña de un burdel y vuestro querido padre se ha dejado manipular por esta señora desde que se conocen.
—Ya sabía ambas —afirmó mi hermano—. Ya que estamos revelando cosas, por lo que veo en el ambiente, me toca decir que esa mujer, me obligó a trabajar para ella, pero logré sacarme de todo eso antes de que me obligara a complacer a cualquier vieja.
Vale, eso no lo sabíamos.
¿Cuándo pasó todo esto? ¿Por qué carajos no sabía que mi hermano mayor fue obligado a trabajar en ese estúpido burdel?
—Impactante. —Suspiró la chica—. Liam Noah, por favor, habla. Tienes que hacerlo.
—Padre, ya han pasado muchos años desde mi niñez y todo eso, aunque igual debes saber la clase de mujer que tuviste a tu lado por tantos años. —Empecé yo—. Esa maldita mujer nos encerraba a mi hermano y a mí en una habitación oscura o nos dejaba sin comer a veces. Al principio todo estaba bien, pero luego fue cambiando.
—Lo siento, hijos. Por no darme cuenta mucho antes. Espero que puedan perdonarme —se lamentó mi padre.
No tiene caso hacer todo esto ahora. No vale la pena en realidad.
La madrastra soltó una carcajada en ese momento como si hubiera enloquecido por completo.
—Liam, mi querido esposo. Bien que sabías mis manipulaciones hacia ti y no quisiste verlo. Eres tan culpable como yo en esta historia —expresó esa mujer.
—¡Cállate! ¡Cierra la puta boca de una vez! —gritó mi padre. Jamás lo había visto levantar la voz. Esto es nuevo—. Pediré el divorcio que firmarás y me aseguraré de dejarte en la calle. No recibirás nada de mi fortuna.
—Hasta que por fin actúas como un hombre de verdad. Nunca me gustaste en realidad. Nunca me diste el placer que quería. Nunca fuiste suficiente para mí y por eso me acostaba con el primero que veía —planteó la madrastra.
Después de eso me vi obligado a echar de mi casa a esa señora. Mi padre se quedó un poco más, al igual que Leo. Cheryl se fue como si nada después de soltar la bomba.
Fui testigo del show que Susie formó al quedarse sin nada cuando mi padre y ella se divorciaron. Ella no quería aceptarlo. Mi padre se culpaba a sí mismo por ser tan estúpido al caer en el juego de la esa mujer. Se encontraba un poco dolido realmente. Él de verdad confiaba en ella y mi ya no madrastra abusó demasiado de esa confianza que mi padre ciego le dió.
Una semana después, las cosas seguían igual entre Cheryl y yo. Casi no nos veíamos y cuando lo hacíamos simplemente no discutíamos. Eso es un pequeño avance casi insignificante pero lo es.
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AMOR ALQUILADO√√
RomanceUna psicóloga a la que le faltan unos cuantos tornillos. Un boxeador al que no le gusta luchar. Hay algo mal aquí. Comprar la misma casa y no saberlo está bien jodido, pero vivir juntos y ser completamente extraños lo es aún más. Completamente opues...