—¿Qué? —emitió Leo, completamente estupefacto por la noticia.
Y no lo culpo.
Bueno, con lo que acabo de confesarle así de la nada es imposible culparlo, je je.
Aunque él puso el espermatozoide.
Por algún extraño motivo, los nervios me consumían. No era capaz de mirarlo a la cara pero yo no tenía la culpa de nada.
¡Nadie lo obligó a escogerme!
¡Que acepte las consecuencias!
¡Siiiiiiiií!
Espera, ¿por qué estamos gritando?
Ah, pues, no sé.
—Tengo un par de gemelas. —Hice una pausa después de cada palabra—. Y eres el padre.
—Quiero una prueba de ADN —proclamó el chico, cruzándose de brazos.
—Entiendo, la tendrás —aseguré—. ¿Ya puedo marcharme?
Él asintió rápidamente y me puse de pie. Salí de allí lo más rápido posible.
Ya se nos volvió Flash, que orgullo.
¿En serio, conciencia?
Sí.
El día transcurrió con normalidad. Al fin la hora de estar en casa con mis niñas —y mi gata Belle— había llegado. Me fui a casa en un taxi y al llegar di un fuerte abrazo a las gemelas.
Mejor saltamos directamente a la parte en la que Leo me acompaña a hacerle la prueba de ADN a las niñas y esta salió positiva. El CEO reconoció a sus hijas y me prometió hacerse cargo de ellas. Realmente yo no quería dinero ni nada por el estilo. Sólo necesitaba que Lara y Lana supieran quién era su padre.
Pasaron dos años y yo continuaba trabajando en los mismos empleos: la empresa y el restaurante.
Una chica se cruzó en mi camino y nos hicimos mejores amigas. En ese entonces ella trabajaba en la clínica como psicóloga. Su nombre era Cheryl Smith. Esta chica era mayor que yo por un mes. Como yo trabajaba en el restaurante, ella y yo coincidimos un día en mi turno.
En otro entonces nos fuimos a un bar y de alguna manera comenzamos a hablar con la bartender. Ella era morena y su nombre Alissa Tucker. Resultó ser que esta chica era prácticamente mi vecina y no recordaba haberla visto.
Todo esto fue el comienzo de una larga amistad que duraría muchos años. Creo que un par de días después, Alissa y yo fuimos de visita a la casa de nuestra mejor amiga psicóloga que en realidad estaba necesitada de uno porque tenía varios trastornos mentales. Supongo que las tres compartíamos ese pequeño problemita.
El día de la visita, yo llamé a la puerta y Cheryl nos abrió con una gran sonrisa.
—Hola, chicas —nos saludó nuestra amiga al abrir las puerta.
—Buenos días —saludamos la morena y yo a la misma vez.
—Cariño, ¿quién es? —preguntó un chico que salió de la cocina, sin camisa.
—¿Cariño? —la morena y yo cuestionamos al unísono. Levantamos y bajamos las cejas.
Bueno ya sabemos que no eres la única que oculta cosas.
—Tenemos visita, Sara y Alissa —contestó Cherlyl, como la llamaba para molestarla, al chico—. Pasen.
La psicóloga mostraba una sonrisa de nervios. Quizás era la presencia del chico o el hecho de que nosotras estuviéramos ahí, con el chico. Me di cuenta de que guardaba un gran parecido con Leo y también había visto publicaciones en las que salían ambos. Creo que el CEO de TechnoList y este chico son hermanos. Los hermanos LeBern; Leo y Liam Noah.
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AMOR ALQUILADO√√
RomanceUna psicóloga a la que le faltan unos cuantos tornillos. Un boxeador al que no le gusta luchar. Hay algo mal aquí. Comprar la misma casa y no saberlo está bien jodido, pero vivir juntos y ser completamente extraños lo es aún más. Completamente opues...