NARRA ALISSA POR LOS SIGUIENTES CAPÍTULOS CÓMO FUE TODO DESDE SU PERSPECTIVA
Me encanta este maldito bar de mierda. Bueno, a veces. El chisme aquí es buenísimo y nunca falta. Ahora mismo hay una pelea frente a mí.
Pues, el sujeto uno es quien provocó la pelea. El sujeto dos es un cliente habitual aquí y me sorprende que se haya dejado provocar. Por lo general es tranquilo y no se mete en peleas. Creo que se llama Oskar Sallow. El sujeto uno no sé quién es.
La policía llegó al bar mientras que yo limpiaba algunos vasos, pendiente de todo. Ser la bartender es divertido y a la vez no tanto. Lo es porque me entero de las penas de todos y ligan conmigo. No lo es porque a veces debo lidiar con clientes que me dan ganas de matarlos.
En fin, es algo balanceado.
Así es, conciencia.
Un rato después llegaron a la barra unas chicas muy simpáticas. Sus nombres son Sara y Cheryl.
En poco tiempo nos convertimos en mejores amigas y vivíamos cerca una de las otras. Podríamos vernos en cuanto quisiéramos.
Teníamos una bonita amistad entre las tres, nos queríamos y nos apoyábamos.
Resultó ser que la psicóloga, Cheryl, tenía un novio y vivían en la misma casa. El hermano de él tuvo algo con la camarera, Sara. Vaya casualidad, ¿no?
La psicóloga se empeñó en juntar a estos dos y me contó el llamado "Plan Lara". No tuve problemas para entenderlo.
Ese mismo día hubo un evento y explotó una bomba buenísima. Sara y Leo tienen dos hijas gemelas. Y yo tuve que cuidarlas toda la noche después del desmadre que se formó allí.
Para mí, una gran amante del chisme, bueno, no soy chismosa. Mi trabajo es analizar hechos y procesos microhistóricos de uno o varios sujetos relacionados entre sí.
El evento, claramente fue el mejor al que he asistido y por supuesto, el único también.
Una vez que estuve en mi apartamento, decidí llamar a la única persona que me quiere. Antes me bañé y me puse ropa cómoda. Comí un sándwich que me hice bastante rápido y me tumbé en mi cama con el celular.
Busqué el número en mis pocos contactos. La chica que cuida a mi abuela contestó.
—Buenas noches, señorita Alissa —saludó con su clásico tono alegre—. ¿Cómo está?
—Muy bien, gracias, Jack.
La chica es joven, tiene unos diecinueve años. Es un amor. Se llama Jackeline aunque todos los que la conocen le dicen Jack.
—La señora Colleen ya está aquí, se la pondré enseguida. —Me hizo saber.
Pasaron unos segundos. Debió darle el teléfono a mi anciana favorita.
—¿Cuándo vendrás a visitarme, mi niña? —Ese es siempre el saludo.
—Hola, abuela. —Reí un poco—. Pronto te haré una visita.
—Me muero mañana y tú no vienes a verme —bromea la anciana en tono de queja.
—Ay, abu, no digas eso. Sabes que tengo que trabajar para pagarle a tu cuidadora.
—Pero yo quiero que me cuides tú, mi hermosa niña.
Hablamos por un buen rato más, casi una hora.
***
La pandilla decidió hacer un viaje con todo pagado, por mi cumpleaños y el de la psicóloga. Todo era muy hermoso. La hora de repartir los regalos llegó.
Ellos me regalaron cosas bonitas que me encantaron. Tenía ganas de llorar. Mi abuela se preocupaba por mí, pero jamás tuve amigos y tenerlos a ellos era una verdadera suerte.
Porque ellos también son de mi familia.
Fuimos a la casa de Cheryl para pasar la Navidad allá. Me dolía no estar con mi abuela, aunque me tomaría unos días sólo para estar con ella.
Así que eso fue lo que hice y ahora me encuentro tocando la puerta de la casa de mi abuela.
Jackeline me abre. Ella está desde temprano aquí. Sonríe para mí y yo lo hago también.
—¡Señorita Alissa, bienvenida! —exclamó a modo de saludo.
—Buenas tardes, Jack. —Amplié mi sonrisa—. Deberías dejar de decirme "Señorita", no es necesario, ¿vale?
La chica sólo asintió. Sabía que de todos modos se seguiría refiriendo a mí de esa manera. Entré a la casa. Le dije que se tomara el día libre. Ella me lo agradeció y se marchó.
Me dirigí a la habitación de mi abuela. Se encontraba dormida, nunca se salta su siesta de la tarde. Suavemente la desperté.
—Buenas tardes, abuela.
No pude evitar sonreír. Estaba feliz de verla.
—¡Mi niña! —Su felicidad era notable.
Se sentó en la cama y me abrazó. Pasamos todo el día juntas.
Cuando regresé a mi departamento, unos días después, supe que Cheryl se había ido de la casa aunque no sabía por qué.
Liam Noah estaba devastado.
Un día me emborraché y se me olvidó que Cheryl no estaba allí. Fui a la casa del boxeador. Él me abrió la puerta con cara de querer morirse.
—Hoooola. —El alcohol que había bebido sobresalió.
—Alissa, ¿qué haces aquí? —inquirió, su tono era muy seco.
—Vine a buscar a Cheryl. —Lo señalé con el índice y ni sé por qué.
—Ella se fue y tú también te vas a ir pronto. Fuera de mi casa, Alissa.
El rostro del chico se volvió aún más borroso y pude distinguir la cara de mi ex. Creo que sigo traumada con él.
—¿Byron? —balbuceé.
Y me besó.
Bueno, más bien, yo lo besé a él.
—Sí, soy Byron. —Lo escuché decir.
El chico me devolvió el beso y me llevó a su habitación. Ya deben saber qué pasó después.
A la mañana siguiente desperté en su cama con una resaca horrible. Me dolía la cabeza. Miré a mi alrededor. El boxeador estaba al lado. Recordaba perfectamente todo lo que había pasado en la noche anterior y quería morirme. ¿Por qué lo hice?
—Ay, no —murmuré, consciente de lo que había hecho.
Liam Noah se despertó. Salí de su cama buscando mi ropa. Me vestí lo más rápido que pude. Él no se dignó a mirarme.
Alissa, eres una estúpida. ¿Cómo pudiste acostarte con el ex de tu mejor amiga?
ESTÁS LEYENDO
AMOR ALQUILADO√√
RomanceUna psicóloga a la que le faltan unos cuantos tornillos. Un boxeador al que no le gusta luchar. Hay algo mal aquí. Comprar la misma casa y no saberlo está bien jodido, pero vivir juntos y ser completamente extraños lo es aún más. Completamente opues...