Capítulo 25

85 59 30
                                    

Después de balbucear algo que ignoré completamente, Cheryl se levantó de la silla a mi lado. Ella recogió sus papeles y se despidió de los abogados para acto seguido marcharse.

—Muchas gracias por la ayuda —dije y me puse unas gafas de sol oscuras para que no me reconocieran las fans.

No sólo por el boxeo sino también por Instagram. Soy muy popular en la red.

Busqué mi auto y me dispuse a seguir a la chica que se dirigía hacia la parada del autobús. Iba detrás de ella, lentamente.

Un corto tiempo después llegamos a la parada. Habían muchas personas esperando. La mayoría estaban de pié mientras que unos pocos estaban sentados. Mostré una sonrisa de medio lado y bajé las ventanillas de mi auto. Coloqué mi antebrazo en la puerta, después me quité las gafas de sol. Un par de fanáticas me reconocieron rápidamente.

Eres toda una celebridad.

Lo soy, sí.

Guiñé un ojo a las chicas. Ya saben, para que se volvieran aún más locas por mí.

Todo un galán además.

Soy lo máximo.

Egocéntrico.

También es cierto.

Platiqué un rato con mis fans hasta que vi a Cheryl caminar nuevamente. ¿Acaso esa chica no se cansa?

—Lo siento, tengo unos asuntos muy importantes que atender —me despedí y arranqué el motor.

Me puse en marcha y continué siguiendo muy despacio a la chica. Como seguía ignorándome toqué el claxon de mi coche para que dejara de caminar.

—Sube, anda. Así no llegarás nunca a nuestra casa —expuse yo con las manos al volante y sin mirarla.

—Deja de llamar a mi casa nuestra y ya dije que no subiré —planteó la hermosa chica.

—Como quieras, pero tengo entendido que lloverá hoy —mencioné.

Era cierto, lo había escuchado en algún lugar. El cielo se nubló un poco.

—No parece que vaya a llo...

Casualmente, antes de que terminara su frase, empezó a llover. La suerte está de mi lado.

—Disculpa, ¿qué decías? —Esbocé una sonrisa de triunfo. Orgulloso.

—Está bien. —Cheryl soltó un bufido—. Iré contigo, pero no dirás ni una sola palabra en todo lo que queda de camino. ¿Entendido?

—Si, señora —hablé de último.

La chica subió al auto, empapada gracias al aguacero aunque sólo pasaron unos minutos desde que comenzó a llover. Me esforcé en respetar todas las señalizaciones y los semáforos. Normalmente conduzco como un loco, sin embargo, quería impresionarla. Aunque no pude evitar sonreír como un estúpido por todo el camino. Estábamos avanzando algo, ¿no?

Conducí despacio y por esto demoramos más en llegar. La carretera estaba mojada, no quería tener un accidente.

Al llegar a casa la lluvia seguía cayendo, pero con más fuerza. Abrí la puerta aunque me hubiera gustado contemplar a la chica desde atrás. Dag corrió hacia mí en una muestra de bienvenida.

Cheryl y yo discutimos —sí, otra vez— por las habitaciones. Ambos queríamos la misma recámara y no podíamos dormir juntos por mucho que me agradara la idea.

Ella ganó la discusión. Al final me decidí por instalarme en la segunda habitación, la chica se quedó con la primera. Saqué todas mis cosas y las coloqué en sus respectivos lugares. Mi dormitorio era un poco más pequeño que el de la inquilina, pero de igual modo era lo suficientemente amplio.

AMOR ALQUILADO√√Donde viven las historias. Descúbrelo ahora