02 | CONTRATOS

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--- El punto es este, no existe tal cosa como decir que no, simplemente lo aceptas y lo das. --- Comenzó a decir Bill.

--- ¿Y si lo niego?

--- Bueno, entonces mueres. --- Respondió pacíficamente, tragué secamente sintiendo que se me ponía la piel de gallina en los brazos con cada palabra relacionada con la muerte que decía.

--- Ya entendí.

--- La propuesta es sencilla, saca a mi hermano de la cárcel y serás libre. --- Bill se lamió los labios y comencé a preguntarme quién era su hermano.

--- ¿Y quién es tu hermano?

--- ¿No ves las noticias? --- Me miró con cara de indignación, negué con la cabeza en silencio y él se llevó la mano a la cara como si estuviera en shock.
--- Veinte años y con el alma vieja.

--- ¿Cómo sabes mi edad? --- Pregunté rápidamente.

--- Chica, ¿qué parte de que aquí yo hago las preguntas no entendiste? --- respondió Bill. --- Mi hermano es el tipo que fue arrestado por ser acusado de ser Hel.

--- ¿Tom Kaulitz?

---No, Lady Gaga. --- Ironizó con una mirada seria pero a la vez divertida, Bill tenía demasiado humor para ser un secuestrador o algo así. --- De todos modos, sé que tienes dos hermanas gemelas y pueden usarse para muchas cosas.

--- ¿Cómo exactamente quieres que saque a tu hermano de allí? Sólo soy una psicóloga.

--- Tú sí, tus hermanas no. --- Bill sonrió diabólicamente. --- Ya debes haber entendido lo que quise decir...

--- ¿Quieres que me haga pasar por ellas? --- Lo miré fijamente con incredulidad.

--- Yo lo quiero y tú lo harás. --- Respondió Bill, jalando el freno de mano de mi auto, obligándome a frenar bruscamente mientras el auto patinaba en la carretera.

Me agarré fuerte al volante mientras él tranquilamente sacaba su arma de la guantera. Cuando el auto finalmente se detuvo, Bill salió del auto normalmente, como si nada hubiera pasado. Me quedé allí con las manos todavía en el volante tratando de digerir lo que estaba pasando. Mi sudor corría por las comisuras de mis mejillas y mis manos estaban empapadas de nerviosismo. Cerré los ojos, suspiré profundamente y poco después escuché golpes en el cristal.

--- Vamos. --- Bill golpeó con su arma la ventana del conductor, indicándome que saliera.

Tragué seco, todavía muy asustada, miré hacia un lado de la puerta y allí estaba mi celular. Me volví a enfrentar a Bill mientras él miraba a su alrededor y rápidamente tomó mi teléfono celular y lo guardó en mi bolsillo. Salí del auto y Bill todavía me estaba esperando, cerró la puerta y me tendió la mano para que le diera las llaves del auto. Me emocioné por algunos segundos pero los entregué aceptando la derrota.

--- El celular también. --- Preguntó con la mano aún levantada, puse los ojos en blanco y se la entregué.

--- ¿Dónde estamos? --- Pregunté, sintiendo sus manos frías tocar mi brazo mientras empezábamos a caminar.

--- En tu nuevo hogar. --- Bill me dio una sonrisa de reojo mientras tiraba de mí más rápido para caminar.

Caminamos hacia un bosque donde había un pequeño camino de piedra para sortear, comencé a sentir que se me revolvía el estómago, temiendo ya lo peor. Estaba segura de que me iba a matar en ese momento, me iba a disparar y tirarme a una zanja y dejar que mi cuerpo se pudriera tal como dijo. Pero fue todo lo contrario, Bill caminó silenciosamente conmigo hasta un hermoso chalet lejos de todo y de todos.

ᴛɪᴛᴀɴ¹ | Tom Kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora