29 | PROBLEMAS QUE RESOLVER

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--- Genial, ahora tenemos dos problemas que resolver. --- Murmuró Georg.

--- Ya sabías que esto pasaría, nunca nos llevamos bien. Y ni siquiera la maté. --- Comenté mientras comía un trozo de hamburguesa.

--- Hablas como si fuera algo normal.
--- Bill me miró apoyado contra el fregadero.

--- Es normal, aquí todos somos asesinos. --- Respondí tomando un sorbo de mi Coca-Cola.

Me dolía la cabeza y posiblemente estaba débil, mis manos estaban magulladas y rojas. Nadie se molestó en vendarme ni siquiera en preguntarme si estaba bien. Tom era a quien parecía no importarle más, ni conmigo ni con Laila. Bill me miró con una mirada extremadamente preocupada, al igual que Gustav. Georg no era como ninguno de los dos, pero me di cuenta de que quería tomarse el tiempo para ver cómo estaba.

Me indignó cómo Tom actúa como si yo no fuera nadie ahora, a pesar de que ni siquiera quería que me fuera. Desde que comencé a quedarme aquí en la mansión, Tom ha cambiado mucho. Recuerdo que antes de que hiciera bromas a menudo, siempre estaba preocupado por Bill. Pero parece que ahora simplemente dejó de importarle y se volvió más serio. Ahora temía por su coraje, porque sabía que Tom nunca bajaría la guardia.

Que se joda.

--- Termina rápido, tú y Bill tienen una misión que cumplir hoy. --- Dijo Tom dando pasos lentos para salir de la cocina.

--- Casi muero por esa perra de Laila ¿y todavía quieres que vaya a una misión con Bill? ¿Aun sabiendo que estoy muerta de cansancio y me duele el cuerpo? --- Dije girando mi cuerpo un poco hacia atrás, Tom simplemente se detuvo de espaldas.

--- No estás muerta, así que levántate y vete de inmediato. --- Respondió fríamente, saliendo hacia su habitación.

Que actúe como si nada hubiera pasado en mi habitación, eso me enoja.

(...)

El silencio se apoderó del auto, Bill conducía silenciosamente, al igual que yo, que estaba apoyada en la ventana con el cuerpo dolorido. Estaba tan exhausta que mis ojos se cerraban sin que me diera cuenta y Bill lo notó. Me miró mientras mis ojos estaban fijos en el camino en la oscuridad de la noche, de repente sus manos se posaron en mi muslo con la mayor intimidad del mundo.

--- ¿Estas mejor? Puedo conseguirte un medicamento. --- Él dijo.

--- No vale la pena. --- Volví la vista hacia la carretera. --- ¿Puedes decirme cuál es la misión?

--- Tengo que encargarme de algunas cosas, no es necesario que te bajes del auto. --- Bill respondió con una pequeña sonrisa en sus labios y quitó su mano de mi muslo y la colocó en el volante.

--- ¿Por qué Tom es tan...

--- ¿Distante? --- Kaulitz me interrumpio. --- No lo se, te pareces a...

--- Octavia?

--- Sí --- me respondió Bill. --- Está un poco extraño por esto, sólo ha pasado un año desde que ella murió.

--- El la mató. --- Dije y Bill tragó saliva.

Su cuerpo se puso rígido, Bill empezó a golpear el volante y su pierna tembló un poco. Este asunto de la muerte de Octavia pareció afectarlo, tal vez sea por la traición o tal vez esté mintiendo.

Pronto estacionamos frente a una casa de dos pisos, las luces estaban encendidas. Bill apagó el auto y me dejó allí, lo vi caminar hasta la puerta y entrar al jardín hacia atrás. Apoyé mi cabeza contra la ventana una vez más esperando que regresara. Pasaron unos minutos y nada, hasta que escuché a una mujer gritar pidiendo clemencia, los gritos eran tan dolorosos que quedé asustada y en shock. Salí del auto de Bill y corrí hacia la parte trasera de la casa, viendo la puerta abierta y los gritos más fuertes.

ᴛɪᴛᴀɴ¹ | Tom Kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora