21 | HISTORIAS MACABRAS

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Poco a poco abrí los ojos y escuché un fuerte ruido. Me dolía un poco el cuerpo desde la noche anterior, miré mi pierna y estaba nuevamente vendada. Suspiré, echando la cabeza hacia atrás preguntándome cuándo terminaría esto, cuándo podría deshacerme de toda esta mierda, cuándo Scarlet haría algo. Me perdí en mis pensamientos y luego me estiré un poco, tomando el control de la televisión y encendiéndola, me encontré cara a cara con el periódico.

Parece que Nueva York por fin esta libre del asesino que tanto temíamos, Hel lleva un mes prófugo y no se encuentra ninguna señal. La policia sigue los rastros de las pandillas en la parte oscura de la ciudad que los lleva a Chicago, la hermana gemela de la ayudante Arvin que arresto y encontro a Hel, Violet Arvin, ha estado desaparecida desde el 14 del mes pasado.  Las sospechas son que ella estuvo involucrada en la fuga de Tom Kaulitz o como lo llamamos, Hel, despues de que los investigadores encontraron imagenes  de las camaras donde ella conducia junto con un miembro de la pandilla, Georg Listing.

--- Él lo va a arruinar. --- Murmure apagando la television.

Me quedé mirando al suelo, aún escuchando el ruido, sonaba como si estuvieran golpeando algo. Me levanté con dificultad y caminé hasta donde estaba ese sonido que me dio curiosidad. Terminé en el garaje de la mansión, me detuve frente a la puerta y vi a Tom sin camisa con los puños cerrados golpeando un saco de boxeo, estaba sudando, sus trenzas echadas sobre sus hombros, llevaba unos shorts que le dejaban ver el boxer.

Los pantalones cortos se veían porque estaban un poco caídos. Su fuerte espalda se marcaba cada vez que lanzaba un puñetazo, sus manos ya estaban rojas y el tatuaje en sus dedos estaba cubierto de sangre. Tom golpeaba y suspiraba, gotas de sudor caían al suelo.

Disfruté esa escena, porque por mucho que Kaulitz fuera un hijo de puta, estaba atractivo. Me quedé con los brazos cruzados, observándolo atentamente, observando cada detalle de él. El trenzudo se detuvo por unos segundos, colocando sus manos en su cintura.

--- Me quemarás un agujero en la espalda si no dejas de mirarme. --- Dijo sin voltear.

--- Es sólo un pequeño agujero. --- Me burlé y él se dio la vuelta, revelando un gran chupetón en su cuello. --- ¿Dónde dormiste esa noche?

--- No te interesa.

--- Al parecer estuvo bien ¿no? ¿Fue con la misma mujer del partido?

--- Si lo fuera, no sería tu problema. --- Respondió mirando lo rojo que estaban sus manos.

--- ¿Alguna vez has visto que tu cara aparece en la televisión? --- Cambié de tema mientras se acercaba.

--- ¿Y como no voy a aparecer? --- Kaulitz sonrió irónicamente, yendo hacia la cocina, pude ver de cerca su definido abdomen y su sudor corriendo por sus músculos.

--- Saben que estamos en Chicago. --- Respondí apoyándome en el marco de la puerta de la cocina mientras Kaulitz abría la puerta del refrigerador y buscaba una botella de agua, con cada movimiento que hacía se volvía más atractivo.

--- Todos saben.

--- Creen que estoy involucrada.

--- Pero lo estas. --- Se agachó un poco para coger su agua.

--- Hel está detrás de ti.

--- Siempre lo supe.

--- ¡Qué carajo, Tom! --- Perdí la paciencia y me miró bebiendo agua del pico de la botella. --- ¿Me vas a tener pegada a ti toda mi vida? ¡¿Cómo puedes actuar como si no hubieras intentado matarme tres veces seguidas?! ¡No soy una asesina!

ᴛɪᴛᴀɴ¹ | Tom Kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora