19 | ¿CREES QUE ME IMPORTA?

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--- Bill.... --- murmuré, sintiendo sus manos subir hasta mi cintura.

--- Sé lo que estás pensando. --- Sonrió con picardía cerca de mis labios. --- No está mal.

--- Pero...

--- Shhh... --- El gemelo susurró por última vez, antes de presionar sus labios contra los míos, me acercó y pasó sus dedos por los mechones de mi cabello, intensificando el beso.

Mis manos rápidamente fueron a la parte posterior de su cabeza, acercándolo más, el beso de Kaulitz era tan adictivo que podía pasar horas besándolo. Fue un beso helado, suave y lento.

--- Nadie lo sabrá. --- Dijo mientras mi rostro se alejaba del suyo. --- Ya sabes qué hacer, sigue a las putas y estarás dentro de la habitación.

--- ¿Seguir a las putas? --- Lo miré confundida y él sonrió, dándome un último beso y alejándose. --- Maldita sea, Violet... --- Murmuré volviendo a la realidad y seguí caminando como si nada hubiera pasado.

Sabía que estaría muerta si Tom o Laila se enteraban de esto, ambos me matarían sin piedad. En realidad tuve la impresión de que se me olvidaba algo, que faltaba algo. Mientras mi mente corría tratando de recordar lo que había olvidado, escuché pasos y risas provenientes del pasillo.

Entré en pánico y me metí en un armario con escobas y artículos de limpieza que estaban allí, contuve la respiración para no hacer ningún ruido mientras los pasos se acercaban. Pronto pasó el hombre barrigón de gafas y traje azul con un montón de prostitutas a su lado, esperé a que pasaran y luego salí siguiéndolas como si fuera una puta que estuviera ahí para follar.

Fuimos a una habitación y los guardias salieron para darnos privacidad, no supe que hacer cuando las vi quitándose la ropa frente a él, si me la quitaba él vería mi arma. Suspiré profundamente, mirándolo mientras él permanecía allí mirándome con un grupo de mujeres babeando sobre él y chupando su cuello.

--- ¿Estas con algún problema? --- Preguntó y tragué fuerte, sonreí y fui a la cama, sentándome en su regazo, ¿qué debo hacer exactamente?

Sentí sus asquerosas manos subir por mi cuerpo, parecía más interesado en mí que en las demás. Incluso intentó poner sus manos en mis muslos para quitarme el vestido, pero las sostuve de una manera que parecía que quería estar a cargo, y él sonrió y se rió. Lo besé con puro disgusto y me bajé de su regazo.

--- ¿Qué tal un poco de champán? --- Lo miré con las putas y sonrió de acuerdo.

Caminé hacia el minibar y tomé una botella, puse un poco del polvo que Bill me había dado en mi dedo y me acerqué a ellos. --- ¡AQUI ESTA! --- Grité tratando de sonar emocionada, todos se pusieron en posición y abrí el champagne colocando mi dedo frente al pico.

El polvo se mezcló con el líquido y lo vertí en la boca de todos mientras temblaba, ellos ya estaban untados con la bebida con los ojos tapados y mojados, me di cuenta que tenían los ojos cerrados y puse el resto en la botella y se lo vertí a todos de nuevo. Cuando terminó, regresé a su regazo, notando que abrió los ojos, sus pupilas estaban sumamente dilatadas, había funcionado.

--- ¿Puedes decirles que salgan de la habitación? --- Le pregunté maliciosamente y él estuvo de acuerdo.

--- ¡AFUERA! ¡TODAS! --- Rápidamente se levantaron y salieron de la habitación sin entender, cuando la puerta se cerró saqué mi arma y le apunté a la cabeza, sentándome a su lado. Los ojos del hombre se abrieron y trató de levantarse, pero yo me levanté y le dije que se sentara lentamente.

--- Me responderás preguntas sencillas...

--- Por favor...

--- Callate la boca. --- Hablé. --- No quería estar haciendo esto, pero entre tú y yo... siempre seré yo. --- Sonreí. --- Entonces, ¿sabes quién está chismeando con la policía?

ᴛɪᴛᴀɴ¹ | Tom Kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora