11 | AMOR CALIFORNIANO

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--- ¿Estás lista? --- Dijo Gustav.

--- Creo que si. --- Respondí nerviosamente con mis cuadernos en mano.

--- Si no estás, tendrás que estar. --- Él rió. --- Muy bien, querrás atrapar a los guardias para que Tom pueda prepararse con sus armas, lo recogerán para realizar servicio comunitario y debe estar lista en exactamente... 12 minutos.

--- Está bueno.

--- Bill, ¿cómo van las cosas allí? --- Preguntó Gustav, ya que todos estábamos conectados a la misma línea.

--- Estamos dentro, envía un ascensor. --- Dijo el gemelo.

--- Gira por el pasillo tres, Laila, toma el ascensor cuatro. --- Gustav los guió. --- Georg, ¿helicóptero listo?

--- Listo, puedes transferir. --- respondió Georg.

--- Transferencia de datos realizada. --- Gustav habló. --- Violet, ¿te apuntas?

--- Entré. --- Respondí pasando junto a los guardias, saludándolos.

Por suerte para nosotros, hoy era un día muy frío y todos parecían muñecos con todos los abrigos que tenían que ponerse. Bill me compró un abrigo extremadamente grande, un abrigo de algodón con varios bolsillos adentro en el que llevaba armas, pistolas y municiones para Tom. Mientras luchaba por llegar hasta el niño, Bill y Laila estaban al otro lado de la ciudad en la caja fuerte. Nueva York, la caja fuerte más grande de la ciudad, todos estaban ansiosos por el robo que iban a realizar y el tiempo apremiaba, pues todo contaba cada segundo.

Caminé tranquilamente hasta la celda de Tom y entré nerviosamente, lo observé mientras hacía ejercicio, pero esta vez estaba haciendo el pino y poniendo todo su peso en sus brazos.

--- Oveja pequeña... --- Habló, dejando la posición en la que se encontraba con una sonrisa burlona en su rostro.

---Date prisa, tenemos poco tiempo. --- Hablé apresuradamente, colocando las armas sobre su cama. --- Tienes exactamente 12 minutos para volar todo y salir por el aterrizaje de helicópteros.

--- Como desées. --- Respondió guardando las armas en su ropa.

--- Violet, date prisa. --- Gustav se abalanzó sobre mí y rápidamente toqué la puerta tres veces y Tom escondió sus armas mientras se abría la puerta, antes de salir lo miré por última vez y me guiñó un ojo. Simplemente lo ignoré y fui a la oficina del capitán lo más rápido posible.

--- Hola, buenos dias. --- Toqué la puerta, abriéndola. --- Quiero hablar con usted, capitán.

--- Buenos días, señorita Violet. Le puedo ayudar en algo? --- Me preguntó cortésmente.

--- Quería hablar sobre el traslado de Tom Kaulitz a la prisión de Berlín. --- Mentí, acercándome a él.

Empecé a decir que era mejor para Tom, porque lo había evaluado y no se había adaptado bien en Nueva York y estaba peleando con los otros prisioneros, lo arrastré por varios minutos porque sabía que salía de su habitación y estaba analizando. Tom cada vez que iba a hacer servicios comunitarios. Miré el reloj detrás de él viendo que probablemente Tom ya había salido de su celda, así que comencé a terminar la conversación esperando que Gustav me diera alguna señal o aviso para salir.

--- Puedes irte, Tom ya está fuera de la celda. --- dijo Gustav.

--- Como desee, capitán. Perdón por interrumpirle en tu trabajo. --- Hablé rápidamente con una sonrisa falsa.

--- Por supuesto, que tengas un buen día. --- Me respondió y yo simplemente me di vuelta y me fui.

--- Me voy, pasando al siguiente paso. --- Le susurré a Gustav que escuchara y pronto escuché un golpe proveniente de la parte trasera de la prisión y comencé a caminar más rápido.

ᴛɪᴛᴀɴ¹ | Tom Kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora