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Cuando Yuki se enfermó, tomar la medicina se convirtió en una tarea complicada. Se resistía vehementemente, negándose a abrir la boca cada vez que su padre, Gojo, intentaba darle el jarabe.
Gojo: Vamos, Yuki, sé que no te gusta el sabor, pero necesitas tomar la medicina para sentirte mejor.
Yuki: No quiero, papá. ¡Es asquerosa!
Gojo intentó todas las tácticas imaginables, desde mezclar la medicina con jugo hasta ofrecerle premios si la tomaba sin problemas. Sin embargo, Yuki seguía firme en su negativa.
Gojo: Mira, sé que no es agradable, pero te ayudará a sanar más rápido. Mamá esta preocupada por ti, ¿sabes?
La mención de su madre, que ya no estaba presente al estar trabajando, hizo que Yuki reconsiderara por un momento. Aun así, seguía sin querer tomar la medicina.
Finalmente, Gojo decidió probar un enfoque diferente. Se sentó junto a Yuki y lo abrazó con suavidad, mirándolo con ternura.
Gojo: Yuki, sé que no te gusta esto, pero a veces, las cosas desagradables son necesarias para sentirnos mejor. Tu madre estara orgullosa de lo valiente que eres al enfrentar esto. ¿Puedes intentarlo por ella?
Yuki, mirando los ojos amorosos de su padre, finalmente cedió. Abrió la boca y tomó la medicina, con una mueca de disgusto en su rostro. Gojo lo felicitó con un abrazo cariñoso y un beso en la frente.
