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En la tranquila oficina de Gojo, el ambiente estaba lleno de una atmósfera íntima y relajada. TN se encontraba junto a su esposo, disfrutando de un momento de complicidad mientras compartían pequeños besos en su rostro. La calma se vio interrumpida de repente por la entrada del director Yaga, cuya presencia anunciaba una tarea pendiente.
El director Yaga, con su típica seriedad, anunció la misión que debían llevar a cabo. Sin embargo, Gojo, visiblemente cansado, expresó su deseo de dejar la tarea en manos de otro hechicero.
Gojo: Estoy agotado, Yaga. ¿No podríamos asignar esta tarea a otro hechicero?
TN, con determinación, interrumpió, demostrando su confianza en sus habilidades.
TN: Yo puedo hacerlo sola. No hay necesidad de que Gojo se esfuerce más
La sorpresa se reflejó en el rostro de Yaga, pero no tardó en aceptar la proposición.
Yaga: Está bien. Si ambos están de acuerdo, confío en que TN podrá manejar esta misión sola.
Gojo, agradecido por la consideración hacia su cansancio, asintió en señal de acuerdo. Juntos, aceptaron el desafío que les esperaba, confiando en las habilidades de TN para llevar a cabo la misión con éxito.
Lo que gojo no sabía era que el no ir con TN le traería muchas consecuencias...
En la penumbra de la habitación, la figura de TN yacía inmóvil, envuelta en vendajes blancos como la nieve. Gojo, su esposo, entró con paso pesado, su corazón cargado de angustia y temor. El aire se volvió denso con la preocupación mientras sus ojos se posaban en el frágil cuerpo de TN.
Gojo: TN... ¿cómo estás?
TN intentó hablar, pero las palabras apenas lograban escapar de sus labios, ahogadas por el dolor y la debilidad.
TN: Gojo... lo siento...
Gojo se acercó rápidamente, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho mientras observaba con horror las quemaduras y heridas que cubrían el cuerpo de su amada.
