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En un gesto lleno de ternura y amor, Kento decide sorprender a su esposa TN llevándole un hermoso ramo de flores. La escena se desarrolla en el hogar tranquilo que comparten, donde la luz suave de la tarde ilumina la sala mientras Kento entra con cautela, sosteniendo con cuidado las flores.
Kento: ¡TN, cariño, tengo algo para ti!
TN, quien estaba ocupada con algunas tareas en la sala, se gira hacia Kento con una expresión curiosa y encantada al ver las flores en sus manos.
TN: ¿Flores para mí? ¿Qué rompiste con dai , Kento?
Kento: Solo quiero alegrarte el día. No necesitas hacer nada para merecerlo.
Kento se acerca a TN y le entrega el ramo de flores con una mezcla de afecto y admiración en sus ojos. Las flores, cuidadosamente seleccionadas, desprenden un aroma dulce y fresco que llena la habitación.
TN: Son preciosas, Kento. Gracias.
Kento: Eres la razón por la que mi vida está llena de colores. Quería recordarte lo especial que eres.
TN acepta el ramo con gratitud, apreciando no solo la belleza de las flores, sino también el gesto significativo detrás de ellas.
TN: - abrazando a Kento- Eres increíble, sabes. Gracias por hacer mi día más brillante.
Kento: Siempre querré hacer que tus días sean especiales.
La escena culmina con ambos compartiendo un abrazo cálido y afectuoso, rodeados por la fragancia de las flores recién entregadas. En ese momento, el amor y la conexión entre Kento y TN brillan más que nunca, demostrando que los gestos simples pueden llenar de alegría y calidez el día a día de una relación.
