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El sol de la tarde bañaba la habitación en una suave luz dorada cuando TN, sentada en el sofá, se concentraba en curar las heridas en el rostro de Nanami Kento. Yuki, su hijo de diez años, entró en la sala y la miró con sorpresa antes de que su expresión se tornara sombría.
Yuki. ¿Qué estás haciendo, mamá?
preguntó Yuki, con los ojos entrecerrados, sus pequeñas cejas fruncidas en desaprobación.
TN levantó la vista, sus manos suspendidas en el aire con un brillo curativo.
TN: Solo estoy ayudando a Nanami-san con sus heridas, cariño
respondió con calma.
Yuki: ¡No puede ser! ¡Estás traicionando a papá con él!
exclamó Yuki, con un tono de voz más alto de lo normal.
TN, sorprendida por la acusación, dejó caer sus manos, interrumpiendo el proceso de curación.
TN: Yuki, eso no es verdad. Nanami y yo somos amigos de la infancia. Estamos ayudándonos mutuamente.
Yuki cruzó los brazos, mirándola con desconfianza.
Yuki: No me importa. Estás siendo infiel a papá, ¡lo sé!
TN suspiró, reconociendo la confusión y la preocupación en los ojos de su hijo. Se levantó del sofá y se arrodilló frente a él.
TN: Yuki, entiendo por qué podrías pensar eso, pero Nanami y yo somos amigos desde antes de que conociera a tu papá. No hay nada más que amistad entre nosotros
explicó TN, tratando de tranquilizarlo.
Yuki: ¿Amigos desde antes de conocer a papá?
Yuki frunció el ceño, procesando la información.
TN: Exactamente. Éramos compañeros y compartíamos muchas aventuras juntos antes de que tu papá llegara a nuestras vidas
añadió TN con una sonrisa nostálgica.
Yuki pareció reflexionar sobre las palabras de su madre. Sus cejas se relajaron y una mirada de comprensión cruzó sus ojos.
Yuki: ¿En serio?
preguntó Yuki, un atisbo de duda aún presente.
TN asintió.
TN: Sí, cariño. No hay nada de qué preocuparse. Te prometo que solo hay amistad entre Nanami y yo.
Yuki la miró por un momento más antes de finalmente asentir con la cabeza.
Yuki: Está bien, mamá. Pero asegúrate de no engañar a papá".
TN sonrió y abrazó a Yuki.
TN: Lo prometo, cariño. Ahora ve y juega, y si alguna vez tienes dudas, siempre puedes hablar conmigo.
Yuki se alejó, y TN volvió su atención a Nanami, quien observaba la escena con una mezcla de sorpresa y diversión.
Nanami: Tu hijo es todo un personaje, TN.
TN: Sí, lo es. Pero al menos ahora todo está aclarado.
A medida que continuaba curando las heridas de Nanami, la habitación se llenó de un ambiente más relajado. TN reflexionó sobre la importancia de la comunicación abierta y la comprensión en las relaciones familiares. Aunque Yuki había malinterpretado la situación, la confianza entre madre e hijo había prevalecido al final del día.
Así, en la calidez de la tarde, TN y Nanami continuaron su conversación, compartiendo risas y recuerdos de su amistad de toda la vida. Mientras tanto, Yuki, en la otra habitación, jugaba despreocupadamente, sabiendo que, a pesar de los malentendidos momentáneos, el amor y la confianza en su familia seguían siendo inquebrantables.
