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Suguru, inmerso en la batalla contra las maldiciones, lucha con determinación mientras su mente está preocupada por el bienestar de TN. En otro lugar, TN se enfrenta valientemente a una maldición, confiando en su habilidad para protegerse a sí misma y a los demás. Sin embargo, cuando intenta acercarse a Suguru para reunirse con él, una sombra siniestra se interpone en su camino.
TN: ¡Suguru!
Suguru observa con horror mientras un ser oscuro atraviesa el estómago de TN con ferocidad. El grito de TN se pierde en el aire, y Suguru queda paralizado por el shock y la desesperación.
Suguru: ¡No!
Corre hacia TN, cuyo cuerpo yace inerte en el suelo, sus ojos reflejando el terror y el dolor.
Suguru: TN, no... ¡No me dejes!
Suguru toma el cuerpo sin vida de TN en sus brazos, sintiendo el frío de la muerte que se ha apoderado de ella. Sus lágrimas caen sobre el rostro pálido de TN mientras la abraza con desesperación.
Suguru: No puedo... no puedo perderte, TN. Por favor, vuelve...
El dolor y la angustia llenan el aire mientras Suguru sostiene a TN, lamentando la pérdida de su amada esposa. La tragedia de la muerte rodea el campo de batalla, dejando a Suguru sumido en un abismo de desesperación y desolación.
Suguru permanece en la morgue, con el cuerpo inerte de TN frente a él. Sus dedos trazan suavemente los contornos del rostro de TN, como si pudiera despertarla con su toque. Sus ojos reflejan una mezcla de dolor y remordimiento mientras las lágrimas caen silenciosamente por sus mejillas.
Suguru: Lo siento, TN. Lo siento tanto...
Las palabras se escapan de sus labios con pesar, cargadas de arrepentimiento y tristeza. Cada caricia es un acto de penitencia, una forma de buscar redención por no haber podido protegerla, por no haber estado allí para salvarla.
Suguru: No deberías estar aquí. No deberías haber tenido que enfrentarte a esto sola...
El dolor en su voz es palpable, resonando en el silencio de la morgue. Suguru continúa acariciando el rostro de TN, como si su amor pudiera trascender la muerte misma.
Suguru: Perdóname, TN. Perdóname por no poder salvarte, por no poder ser el esposo que merecías.
Las horas pasan, pero Suguru permanece junto a TN, aferrándose a su presencia como si fuera la única conexión con la luz en medio de la oscuridad. Cada momento compartido con su esposa se convierte en un recuerdo precioso, grabado en su corazón para siempre.
Suguru: Te amo, TN. Si pudiera retroceder el tiempo, haría cualquier cosa para protegerte.
El silencio de la morgue se llena con las palabras no dichas, con los susurros de un corazón roto que anhela la presencia de su ser amado. En ese momento de despedida, Suguru encuentra consuelo en el dulce recuerdo de TN, en el amor que siempre perdurará más allá de la vida y la muerte.
Sumido en una profunda tristeza, Suguru regresa a su hogar, un lugar que ahora parece vacío sin la presencia de TN. Se enfrenta a las pertenencias de su esposa, rodeado por el eco de los recuerdos compartidos. Mientras ordena las cosas, sus ojos se posan en un objeto que despierta una oleada de emociones aún más abrumadoras: una prueba de embarazo.
Suguru sostiene la prueba en sus manos, sus dedos temblando mientras la observa con atención. La realidad del sueño no cumplido, del futuro que nunca llegó, se cierne sobre él como una sombra oscura. La prueba de embarazo se convierte en un símbolo tangible de las esperanzas y los sueños que se desvanecieron abruptamente.
Suguru: ¿Un bebé... nuestro bebé?
La tristeza se profundiza mientras Suguru imagina un futuro que nunca conocerá. El peso de la pérdida y la soledad se vuelven más pronunciados con cada recuerdo que encuentra. Se aferra al objeto como si contuviera la esencia misma de lo que pudo haber sido.
Suguru: Lo siento, TN. No pude protegerte, y ahora... ahora te he privado de todo esto.
La depresión se instala como una sombra persistente en la vida de Suguru, y la prueba de embarazo se convierte en un recordatorio constante de las ilusiones rotas. Cada rincón de la casa resuena con la ausencia de TN, y Suguru se sumerge aún más en su dolor, luchando por encontrar sentido en un mundo que de repente se volvió desolador.
El silencio en su hogar se ve interrumpido solo por el eco de sus sollozos y sus pensamientos tumultuosos, mientras Suguru enfrenta el abismo emocional que ha surgido tras la pérdida de su amada TN.
Abatido por el peso abrumador del dolor y la pérdida, Suguru Geto se sumerge en un abismo de desesperación y desesperanza. Cada día se vuelve más oscuro, más difícil de soportar, mientras la ausencia de TN lo consume por dentro. Las sombras de la depresión lo envuelven, empañando su visión del mundo y ahogando cualquier destello de esperanza que pudiera quedar.
En un momento de desesperación absoluta, Suguru se encuentra ante una encrucijada desgarradora. El sufrimiento se vuelve insoportable, cada pensamiento una tormenta de dolor y anhelo. En su corazón, el deseo de reunirse con TN se vuelve abrumador, una llamada irresistible que parece ofrecer el único consuelo verdadero en medio de la agonía.
Con un peso insoportable sobre sus hombros, Suguru toma una decisión desgarradora. En un acto de desesperación y anhelo, decide quitarse la vida, buscando el reencuentro con TN más allá de los límites de este mundo cruel y despiadado. Para él, la muerte se convierte en el único camino hacia la paz, la única manera de escapar del tormento constante que lo consume.
Con manos temblorosas y un corazón pesado, Suguru se despide de este mundo, llevando consigo el amor y la memoria de TN en su último aliento. En ese acto final, encuentra una especie de alivio, una liberación del sufrimiento que lo ha atormentado durante tanto tiempo.
Mientras el silencio envuelve su partida, Suguru se pierde en las sombras, su espíritu en busca del consuelo y la tranquilidad que tanto anhelaba en la presencia eterna de TN. En la oscuridad de la noche, su alma encuentra paz, uniendo su destino al de su amada en un reino más allá de los límites de la vida y la muerte.
