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En una tarde tranquila, Yuki entró en la habitación de sus padres y se encontró con una escena inesperada. Gojo, con una mezcla de diversión y extravagancia, se había puesto el vestido de novia de TN. Sus ojos se encontraron, y Yuki, sin contener la risa, no pudo evitar hacer un comentario juguetón.
Yuki: ¿Papá, en serio? ¿Te pusiste el vestido de mamá?
Gojo, sin perder su sentido del humor, se inclinó con elegancia.
Gojo: Bueno, Yuki, este vestido fue costoso, y tu madre solo lo usó una vez. Así que decidí darle un segundo uso.
Yuki, entre risas, respondió con sarcasmo.
Yuki: Sí, claro. Seguro que gastaste una fortuna solo para usarlo una vez. Mamá debe estar molesta.
Gojo, sin perder la compostura, se unió a la diversión.
Gojo: ¿Molestarme? ¡No lo creo! Solo estoy mostrando que incluso el vestido de novia puede tener más de una ocasión especial.
Yuki continuó riendo mientras Gojo, con toda su extravagancia, demostraba que la vida también podía ser divertida y llena de momentos inesperados. Juntos, padre e hijo compartieron risas, creando un recuerdo único que, de alguna manera, encapsulaba la singularidad y alegría de su familia.
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