Sukuna se sentó junto a su hijo Oni en la tranquila intimidad de su hogar, el crepitar del fuego llenaba la habitación con su cálido resplandor. Oni, con curiosidad en sus ojos, miró a su padre y preguntó:
Oni: Papá, ¿cómo fue que te casaste con mamá? ¿Hubo una boda?
Sukuna contempló a su hijo con seriedad antes de responder.
Sukuna: Oni, tu madre y yo no nos casamos de la manera convencional. Nuestra historia es diferente a la de los demás.
El pequeño frunció el ceño, confundido.
Oni: ¿No se casaron?
Sukuna negó con la cabeza.
Sukuna: No, no nos casamos ni nos comprometimos en el sentido tradicional. Nuestra unión fue única y especial, como nosotros mismos.
Oni: ¿Qué pasó entonces?
Preguntó Oni, intrigado.
Sukuna suspiró, recordando los eventos que llevaron al profundo lazo que compartía con TN.
Sukuna: Tu madre y yo pasamos por muchas pruebas juntos. Al principio, nuestras vidas estaban entrelazadas por circunstancias que estaban fuera de nuestro control. Yo la necesitaba para mis propios fines, para robarle su ritual y obtener más poder.
Los ojos de Oni se agrandaron ante la revelación.
Oni: ¿Mamá no sabía?
Sukuna: No, ella no lo sabía en ese momento
Respondió Sukuna con pesar.
Sukuna: Pero a medida que pasaba el tiempo, algo cambió entre nosotros. Nos dimos cuenta de que no éramos enemigos, sino almas afines atrapadas en un mundo de caos y poder.
Sukuna continuó con la historia, describiendo cómo las circunstancias los llevaron a un punto crítico.
Sukuna: Hubo una noche en la que tu madre recibió una carta de los altos mandos, ordenándole que se casara con un miembro del clan Zennin. Esa noche, yo tomé una decisión que cambiaría nuestras vidas para siempre. Oni, esa noche, me colé en la habitación de tu madre. Nos unimos en cuerpo y alma, sin necesidad de rituales ni formalidades. Fue un momento de conexión profunda y significativa, donde nuestras almas se fusionaron en un solo ser.
Oni escuchaba atentamente, absorbiendo cada palabra de la historia de sus padres.
Oni: ¿Y entonces?
Sukuna: A la mañana siguiente, proclamé a tu madre como la reina de las maldiciones
Concluyó Sukuna, con un destello de emoción en sus ojos.
Sukuna: Esa fue nuestra boda, un momento de amor y compromiso que trascendió las convenciones mundanas.
Padre e hijo quedaron envueltos en un silencio reflexivo, cada uno procesando la extraordinaria historia que habían compartido. Para Sukuna y TN, su unión no fue definida por ceremonias o formalidades, sino por el profundo amor y la conexión que compartían, una fuerza que trascendía cualquier convención mundana.
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Siendo padres- JUJUTSU KAISEN
FanfictionTiene la misma temática que mi otro libro de Tokyo revengers.