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Gojo y Yuki decidieron aventurarse en una casa del terror en una noche oscura y tormentosa. Aunque Yuki estaba emocionado, Gojo intentaba ocultar su nerviosismo detrás de su habitual actitud confiada.
Yuki: ¡Papá, esto va a ser increíble! ¿No te parece emocionante?
Gojo: -tratando de sonar valiente- Por supuesto, Yuki. ¡No hay nada que temer en una casa del terror!
A medida que entraron en la casa, fueron recibidos por oscuros pasillos, luces intermitentes y sonidos escalofriantes. Yuki estaba emocionado, pero Gojo estaba empezando a ponerse nervioso. Intentó actuar con valentía para no preocupar a su hijo.
Yuki: -riéndose- ¡Mira esa araña gigante, papá! ¡Es tan realista!
Gojo: -tratando de mantener la compostura- Sí, muy realista, Yuki. -tragando saliva- Estoy seguro de que es solo una ilusión.
A medida que avanzaban, se encontraron con sustos y sorpresas espeluznantes. Gojo fingía gritar y asustarse para hacer reír a Yuki, pero en su interior, estaba empezando a disfrutar del ambiente aterrador.
Yuki: ¡Papá, eres increíble! No pareces asustado en absoluto.
Gojo: Bueno, hijo, a veces los adultos también pueden disfrutar de un buen susto. Además, estoy aquí para protegerte.
A medida que exploraban cada rincón oscuro de la casa del terror, padre e hijo compartieron risas, gritos fingidos y, finalmente, un sentido de logro por haber enfrentado sus miedos juntos. Al salir, Yuki estaba emocionado y Gojo, aunque había fingido valentía, se sentía satisfecho por haber pasado un momento memorable con su hijo.
