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El caos en Shibuya envuelve las calles, donde la maldad se manifiesta en formas indescriptibles. Entre la multitud, Choso, una maldición nacida de la desesperación y el sufrimiento, encuentra su atención atraída por una presencia diferente. Entre la multitud agitada, divisa a TN, una figura que irradia una luz inusual en medio de la oscuridad.
Sus ojos se encuentran brevemente, y en ese instante, algo se despierta dentro de Choso. Un sentimiento que nunca ha experimentado antes comienza a florecer en su ser, un calor reconfortante que desafía toda lógica y razón. Se queda paralizado por la intensidad de la emoción, sin comprender completamente lo que está sintiendo.
A pesar del caos que lo rodea, Choso siente una conexión inexplicable con TN. Siente el impulso de acercarse a ella, de protegerla de los horrores que la rodean. Sin embargo, cuando intenta seguir sus pasos, TN lo ve y retrocede con temor, sus ojos llenos de desconfianza y precaución.
Choso: No tengas miedo. No estoy aquí para lastimarte.
Sus palabras resuenan en la tumultuosa atmósfera de Shibuya, un eco de sinceridad en medio del caos. Se acerca lentamente a TN, cada paso cargado de una determinación que desafía su propia naturaleza. Su corazón late con fuerza, impulsado por una fuerza que no puede comprender pero que lo impulsa hacia adelante.
Choso: No sé qué está pasando, pero cuando te veo, algo se enciende dentro de mí. Es un sentimiento extraño, pero se siente bien... se siente correcto.
TN lo mira con incredulidad, sus ojos buscando la verdad detrás de las palabras de Choso. A pesar de sus dudas y temores, algo en la honestidad de sus ojos le hace querer creer.
Antes de que puedan profundizar en su conversación, el peligro acecha en forma de Mahito, una presencia oscura que siembra el terror a su paso. Choso se interpone entre TN y la maldición, su determinación forjada en el calor del momento.
Choso: No dejaré que te haga daño.
Su voz resuena con una ferocidad que sorprende incluso a él mismo. Se enfrenta a Mahito con valentía, desafiando las expectativas de lo que una maldición debería ser. En ese momento, Choso se revela no solo como un protector, sino como un ser capaz de elevarse por encima de su propia naturaleza.
La batalla es feroz, cada golpe y cada movimiento una danza mortal entre el bien y el mal. Choso lucha con una intensidad que solo puede ser igualada por su determinación de proteger a TN, de mantenerla a salvo de los peligros que la rodean.
TN observa con asombro mientras Choso lucha con una ferocidad que desafía todas las expectativas. Sus acciones hablan de un corazón noble y valiente, un corazón que se niega a ser definido por las sombras que lo rodean. En ese momento, TN comprende que hay más en Choso de lo que sus apariencias podrían sugerir.
Al final, la batalla concluye con la victoria del bien sobre el mal. Mahito es derrotado, pero el costo es alto. Choso se tambalea, herido pero triunfante, su aliento entrecortado por el esfuerzo de la lucha.
TN se acerca a él, sus ojos brillando con gratitud y admiración.
TN: Gracias... por todo.
Choso asiente con humildad, su corazón lleno de un profundo sentido de satisfacción. Aunque las heridas físicas son profundas, el conocimiento de que ha protegido a TN le brinda una paz que supera cualquier dolor físico.
Choso: (con una sonrisa cansada) Haría cualquier cosa por ti, TN. No puedo explicarlo, pero algo dentro de mí me impulsa a protegerte... a estar a tu lado.
En medio de las ruinas de Shibuya, entre el caos y la destrucción, nace una conexión improbable pero poderosa. Choso y TN se encuentran unidos por la adversidad, cada uno transformado por la presencia del otro. En ese momento, el amor y la esperanza brillan como una luz en la oscuridad, recordándoles que incluso en los tiempos más oscuros, el poder del amor puede prevalecer.
