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Yuki, el hijo de Gojo y TN, había demostrado un potencial excepcional desde temprana edad. Su conexión con el mundo de la hechicería y su linaje le brindaron habilidades únicas. Un día, mientras entrenaba con su padre, desarrolló una técnica ritual completamente innovadora.
Gojo: Bien, Yuki, concentra tu energía.
Yuki: Lo estoy intentando, papá.
En ese momento, algo extraordinario sucedió. Yuki, sin darse cuenta, activó una técnica que resonaba con su propia esencia. Una luz tenue rodeó sus manos.
Gojo: ¿Qué acabas de hacer, Yuki?
Yuki: No lo sé, pero sentí como si pudiera... tocar la esencia de las cosas.
Con el tiempo, Yuki perfeccionó su nueva técnica, que él mismo denominó "Indigno de Ser Humano". Esta técnica se basaba en el contacto directo con la piel y permitía anular las habilidades y rituales de otros hechiceros.
TN: Es asombroso, Yuki. Pero, ¿cómo funciona exactamente?
Yuki: Al tocar a alguien, mi energía se conecta con la suya, como si estuviera sintonizando una frecuencia. Esa conexión me permite neutralizar cualquier técnica o habilidad que posean. Es como si su esencia se volviera "indigna de ser humana".
Gojo: Esa es una habilidad increíble, Yuki. Parece que has heredado lo mejor de ambos mundos.
La técnica "Indigno de Ser Humano" se volvió cada vez más refinada. Yuki, con su habilidad única, podía desarmar a oponentes poderosos con solo tocarlos. Su capacidad para anular rituales incluso cuando estaba restringido destacó como un giro revolucionario en el mundo de la hechicería.
Yuki: ante sus compañeros- Esta técnica no es solo mía, también es un tributo a la conexión con el Kotoamatsukami, el ritual con el que nací. Ambos se complementan, como dos caras de la misma moneda.
El "Indigno de Ser Humano" se volvió conocido en la comunidad de hechiceros, dejando a muchos asombrados por la innovación de Yuki. Su capacidad para tocar la esencia misma de las habilidades de otros no solo demostró su destreza, sino también la posibilidad de evolucionar la práctica de la hechicería hacia nuevos horizontes. Yuki, con humildad y determinación, continuó explorando y perfeccionando sus habilidades únicas.
