Zapatos, Preguntas y Patentes Incomodidades

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El aire en la habitación parecía cargado de una expectación sutil, como si la misma esencia del espacio se hubiera detenido un momento para escuchar cada palabra. Me acomodé en la silla, dejando que mi cuerpo se hundiera en el respaldo, mi mente ya en alerta ante la mención de una misión.

— ¿Una misión? — pregunté, mi voz apenas un susurro que flotaba entre la incertidumbre y la emoción. Mis ojos, sin embargo, no podían disimular la intensidad con la que esperaba la respuesta del profesor Satoru.

El salón estaba en calma, un silencio apenas interrumpido por los ligeros movimientos del profesor que se encontraba recargado en su escritorio. Su mirada era enigmática, como si cada palabra que iba a decir estuviera cuidadosamente pensada para mantenerme al borde de la anticipación.

— Así es — comenzó, su tono relajado pero cargado de misterio, como si estuviera disfrutando de la tensión que se formaba en el aire. — Dado que esta es una misión sumamente peligrosa y los demás hechiceros están ocupados, te enviaré a ti... pero...

La pausa fue deliberada, y la sonrisa ladina en su rostro añadió más peso a las palabras que seguían, casi como si quisiera disfrutar de mi creciente ansiedad.

— ¿Pero qué? — la duda se coló en mi voz, inevitable. Mi cuerpo, que hasta ese momento había permanecido relajado en la silla, ahora se tensaba ligeramente, pendiente de cada sílaba que escapaba de sus labios.

— Vas a ir acompañada por un chamán que estudió en esta preparatoria también — continuó el profesor, su mirada divertida nunca apartándose de mí. — Regresó recientemente de una misión en el extranjero y ahora está disponible.

Mi mente dio un pequeño salto. Un chamán. ¿Quién? ¿Cómo era posible que no supiera de él? Y las preguntas siguieron fluyendo con rapidez, más de las que podría procesar de inmediato.

— ¿Y si lo mandan a él, por qué debo ir yo? — pregunté, sin poder evitar la curiosidad. — ¿No se supone que solo los de clase especial pueden ir a misiones fuera del país?

Mis palabras salieron casi atropelladas, pero mi necesidad de entender todo lo que implicaba esa misión me impedía callar. El profesor sonrió ante mi incesante bombardero de preguntas, como si ya hubiera anticipado mi reacción.

— Te han recomendado para subir de grado, por lo que debes ir con alguien que no esté directamente involucrado en esa recomendación. Es un proceso para confirmar que eres apta para el puesto.

La revelación me golpeó como una ola de energía fresca. Mi corazón dio un pequeño salto de emoción, y un brillo de anticipación iluminó mis ojos. ¿Recomendada para subir de grado? ¡Eso significaba que todo el esfuerzo y las horas de entrenamiento no habían sido en vano!

— ¿Y quién es? — mi voz apenas pudo mantenerse en calma, la emoción filtrándose en cada palabra. Mi cuerpo, ya no capaz de contener la energía, se levantó de la silla con un brinco, mientras mis pies apenas tocaban el suelo. Mis manos deseaban dar saltos, pero mi razón luchaba por mantener una apariencia más serena.

— Yuta Okkotsu — dijo el profesor, como si fuera un nombre común, pero en mi mente resonó como un trueno. — Estudió junto a Maki, Inumaki y Panda.

Mi mente se detuvo en seco. Yuta Okkotsu. ¿Quién era él? En todos los meses que había pasado en la preparatoria de hechicería, nunca había cruzado palabra con ese nombre. Intenté recordar, pero nada. Nada sobre él se acomodaba en los espacios de mis recuerdos.

Los murmullos de los demás, las veces que había escuchado su nombre, todo empezó a encajar lentamente. Panda lo mencionaba al contar sus historias de misiones, Maki siempre lo defendía, diciendo lo orgullosa que estaba de su fortaleza. Y, por supuesto, el profesor Satoru, siempre hablaba de él con cierto aire de respeto y admiración.

꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora