Cuando Yuuta se acercó a las gradas donde me encontraba, su andar tranquilo contrastaba con la determinación de sus palabras. —¿Vas a ir, verdad? Tienes que ir— insistía, su voz suave pero cargada de urgencia.
Lo había acompañado al entrenamiento, y verlo enfrentarse a Panda momentos antes me dejó sin palabras. Había algo hipnótico en la forma en que se movía, su fuerza y humildad brillaban como pocas veces lo hacen en alguien tan joven. Mi corazón latía con orgullo, no sólo porque era mi novio, sino porque era él. Yuuta, tan sincero y noble.
Sin embargo, durante la sesión de entrenamiento, surgieron los planes para el viaje que compartiría con Inumaki. Desde entonces, la ansiedad había comenzado a tejer su red alrededor de mi estómago, enredándome con pensamientos que no quería enfrentar. Habían organizado una cena de despedida, algo que había evitado confirmar. No podía evitar aferrarme a la ilógica idea de que, si no asistía, tal vez, solo tal vez, Yuuta no se iría. Una cena de despedida sin despedida no sería una despedida, ¿verdad?
Él se inclinó levemente, dejando un beso cálido en mi frente antes de sentarse a mi lado. Fue un gesto que me desarmó por completo. Instintivamente, me acurruqué contra su hombro, tratando de esconder mi rostro serio. Quise aparentar tranquilidad, pero me costaba demasiado. No quería que notara el peso que llevaba dentro.
—Por supuesto que iré —respondí en un murmullo—. Tengo que despedir a mi novio. No puede irse si yo no voy.
Miraba la cancha frente a nosotros con una atención fingida, evitando su mirada. Sentía que, si lo miraba, las lágrimas me traicionarían. Yuuta, perceptivo como siempre, desvió la vista hacia mí por el rabillo del ojo. Sabía lo que estaba pasando por mi mente, y aunque él también lo estaba pasando mal, no quería que mis recuerdos de él se empañaran con la tristeza.
—Bonita, no busques a alguien más, ¿si? Quiero que me esperes hasta que vuelva y te pida matrimonio, y nos casemos, y tengamos siete hijos, junto a dos perros y un gato panzón —dijo, intentando arrancarme una sonrisa con lo último. Sentí que mis labios querían sonreír, pero la tristeza seguía acechando. Aún así, dejé escapar una pequeña curva que él no dejó pasar.
Mi pecho se tensó, y aquella sensación que un día identificé como mariposas ahora se sentía más como parásitos. A pesar de ello, decidí seguirle el juego.
—¿Casarnos? ¿Siete hijos? Son demasiados... y, ¿por qué un gato panzón?— pregunté, sin admitir que la idea del matrimonio había hecho florecer algo dentro de mí.
Era una adolescente enamorada, ilusionada con el amor y todo lo que él implicaba. No sabía a lo que me enfrentaba ni entendía las complejidades que conllevaba.
Yuuta sonrió, rodeó mis hombros con su brazo y dejó un beso suave en mi mejilla.
—Claro, ¿no te quieres casar conmigo? Te prepararé desayunos estrella, lo prometo —dijo con esa voz suya, una capa de calidez que envolvía mi corazón. Luego agregó—: Sobre el gato... Pues, ¿por qué no? Quiero un gato panzón. Después hablamos mejor sobre cuántos hijos.
Finalmente logró que una risa escapara de mis labios. Al voltear para responderle, él aprovechó para robarme un beso, ágil y certero como siempre. Su velocidad siempre me sorprendía, incluso siendo una hechicera de primer grado. Tal vez sólo era demasiado ágil, seguro era eso.
—Pero no tenemos ni tres semanas de estar juntos, ¿cómo quieres que nos casemos? —dije, medio en broma, medio en serio. —¿Y si no quiero hijos?
Su sonrisa se amplió, y en ese instante, supe que, pase lo que pase, había algo entre nosotros que ni la distancia podría borrar.
Su amor por ti era profundo.
Bastante intenso
Y demaciado fuerte.
Era claro que terminarían juntos para siempre.
Sea a como sea.
ESTÁS LEYENDO
꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu
Fanfiction"¿Posesivo? Solo estoy cuidando de ti para que sigas a mi lado"
