Es raro cómo el silencio puede ser tan pesado. Y no hablo del silencio de un lugar vacío, sino del silencio que se convierte en una carga. Cuando estás rodeado de gente, pero sientes como si alguien estuviera observando, esperando, no diciendo nada, pero dejando que el aire pesado te rodee.
Esa fue la sensación que me invadió cuando todo comenzó a cambiar. No fue una explosión, ni un grito. No hubo advertencia ni señales claras. Pero algo dentro de mí sabía que algo estaba mal. No podía ver la amenaza, ni oírla, pero estaba ahí, al acecho. Como una sombra invisible que se arrastraba por las esquinas de mi vida.
Pasaron días en los que todo parecía normal. Yuta, aunque estaba lejos por su misión, me mantenía en contacto, pero había algo diferente en sus mensajes. Algo que no se podía decir con palabras, pero que yo sentía en cada respuesta. Como si no estuviera solo con su misión, sino que había algo más que lo preocupaba, algo que no me podía contar.
No era solo la distancia lo que me hacía sentir inquieta, era esta sensación de ser observada, como si alguien estuviera esperando el momento adecuado para hacer su movimiento. Y aunque me costaba admitirlo, empecé a temer que, al final, las sombras que acechaban mi vida no fueran simplemente parte de mi paranoia, sino algo mucho más real.
La cafetera chisporroteó cuando serví la última taza del día, pero mis pensamientos estaban lejos de las tareas rutinarias. Habían pasado dos días desde que Yuta me envió su último mensaje, y aunque respondía con la misma dulzura de siempre, algo… algo estaba diferente.
No eran las palabras. Era lo que no decía.
—¿Te pasa algo, Suyen? —preguntó Panda desde su esquina habitual del local, con su enorme figura agachada en una silla especialmente reforzada que Yuta mandó hacer solo para él.
Le llevé un latte con arte de gatito, esperando que eso me ayudara a ordenar lo que quería decirle. Pero cuando lo dejé en la mesa y me senté frente a él, la verdad salió sola.
—¿Tú no has notado a Yuta… extraño últimamente?
Panda giró ligeramente la cabeza, y aunque su expresión seguía neutra, sus ojos me observaron con más atención de lo usual.
—¿Extraño cómo?
—No sé —suspiré, jugando con la manga de mi suéter—. Está distante. Me contesta, sí… pero no sé. No parece él. Yuta siempre cuida hasta el último detalle en lo que me escribe. Siempre me manda emojis tontos que detesta, o me hace bromas absurdas. Ahora solo... responde. Cálido, pero diferente. Como si estuviera cargando algo muy pesado y no supiera cómo contármelo.
Panda no respondió de inmediato. Dio un pequeño sorbo a su latte, y luego bajó la mirada hacia la espuma.
—Puede que estés imaginando cosas… —dijo con un tono demasiado casual para ser sincero.
—Panda —lo interrumpí, mirándolo directamente—. Lo conoces desde hace más tiempo que yo. ¿Tú también notaste algo?
El silencio fue su respuesta inicial, uno incómodo. Y eso, viniendo de él, lo decía todo.
—No tengo pruebas —dijo finalmente—, pero... sí. Hay algo raro. No me ha dicho mucho de su misión, y eso ya es raro. Siempre me cuenta lo que puede. Pero esta vez… me pidió que no preguntara. Solo dijo que si algo pasaba, yo debía quedarme cerca de ti.
Sentí un escalofrío.
—¿Cómo que "si algo pasaba"? ¿Qué cosa?
—No lo sé —respondió Panda, bajando la voz, como si de verdad no quisiera que nadie más lo escuchara—. Pero lo conozco. Está nervioso. No como cuando va a una misión peligrosa y ya. Esto es diferente. Como si estuviera esperando que algo explotara, pero no sabe cuándo ni cómo. O quizás sí lo sabe, pero no quiere decirlo.
ESTÁS LEYENDO
꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu
Fanfiction"¿Posesivo? Solo estoy cuidando de ti para que sigas a mi lado"
