꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu

Un pequeño secreto de Okkotsu.

El aire frío de la misión me envolvía, y aunque estaba rodeado de compañeros, mi mente no podía dejar de regresar a aquellos primeros momentos con ella.

Recuerdo que, en el tren, mientras nos dirigíamos a la misión, Suyen no dejaba de hacer preguntas extrañas. Como aquella vez sobre el tamaño de mis zapatos. Su curiosidad era un poco desconcertante, pero al mismo tiempo, algo en su forma tan natural de ser me mantenía cautivo. ¿Por qué te fijas en esas tonterías? me preguntaba a mí mismo. Pero no podía dejar de pensar en lo curiosa que se veía, mirando mis pies como si fueran algo digno de un estudio profundo.

La forma en que se sonrojó cuando dijo que estaba "descalza todo el tiempo"… no pude evitar sonreír. ¿Por qué me hacía sentir todo tan… ligero? Yo, que siempre había tenido una coraza de indiferencia, ahora estaba siendo golpeado por una ráfaga de emociones que no entendía. Estaba claro que no tenía ni idea de cómo tratar con ella, pero eso era lo que más me fascinaba.

¿Cuándo fue que empezó a importarme tanto cómo estaba? Pensé. Cuando aún caminábamos hacia la estación, yo la observaba sin que ella lo notara, ya no como la niña torpe y molesta que había conocido, sino como una persona que despertaba algo en mí que no sabía cómo clasificar. La primera vez que estiró su mano para evitar caerse frente a un coche, no me sorprendió; al contrario, fue como si ya supiera que de alguna forma, ella necesitaba que la cuidara, incluso sin pedirlo.

Recuerdo el momento en que me dijo, tan casualmente, que no iba a ser "notada" por mí. ¿Cómo podía ser tan transparente con su inseguridad? Como digas respondí, pero en mi mente ya estaba dándole vueltas a sus palabras. No la veía como una persona común, algo en ella hacía que me acercara, aunque yo no quería reconocerlo.

La noche de la boda... un recuerdo reciente que ahora llegaba a mi mente como una corriente cálida. Nos habíamos prometido algo, pero había una cierta timidez en su mirada, como si ella también estuviera descubriendo la magnitud de lo que estábamos viviendo. Me sentí afortunado, sin siquiera entender completamente cómo había llegado hasta ese momento. Cómo, sin decirlo, nuestras miradas habían hablado mucho más que cualquier palabra.

Mi celular vibró nuevamente, sacándome de mis pensamientos. Un mensaje de Suyen. La pantalla iluminó la oscuridad. "Te extraño, ¿cómo vas?" Decía. La simple pregunta me hizo sentir un vacío en el pecho. No me había dado cuenta de cuánto la había extrañado hasta leer esas palabras.

Respiré profundo, guardando el teléfono en el bolsillo. No podía distraerme, tenía que concentrarme en la misión. Pero ahora, a cada paso, había una parte de mí que deseaba estar en casa, con ella.

En ese momento, su rostro volvió a mi mente, como siempre lo hacía ahora. ¿Y si nunca la hubiera conocido? Me pregunté. La respuesta era clara. No habría sido lo mismo, mi vida hubiera sido... vacía. Desde el primer día, con su torpeza, su sarcasmo, su manera de hacerme sentir diferente… era inevitable. El amor había comenzado a tomar forma sin que yo lo supiera.

Me aguantaba las ganas de reír cada vez que la veía. Cuando me tocaba rondar la escuela con Inumaki para asegurar que todos estuvieran en clase, toparme con ella se convirtió, sin querer, en lo mejor del día. Al principio, me ponía nervioso. Esa punzada tonta en el estómago me tomaba por sorpresa cada vez que cruzábamos miradas, pero bastaba verla sonrojarse o evitarme torpemente para que todo cambiara. Entonces me sentía invencible.

Le incomodaba mi presencia. No era difícil notarlo. Se le notaba en los hombros tensos, en cómo apretaba los labios y en la forma tan deliberada en que giraba la cabeza cuando pasaba cerca. Y yo, en vez de alejarme, hacía justo lo contrario. La buscaba. Me volvía creativo. Una mirada cargada de intención, una broma al borde de lo aceptable, un comentario dicho en voz baja solo para ver ese chispazo de molestia brillar en sus ojos. Molestarla se volvió mi deporte favorito. Su luz... su energía... me atraparon mucho antes de que me diera cuenta.