Desperté con un sonido suave y familiar. No fue un ruido estruendoso ni una alarma, sino algo más dulce…
La voz de Yuta.
Abrí los ojos lentamente, la luz del sol filtrándose por las cortinas a medio cerrar, pintaba la habitación con tonos cálidos. Tardé unos segundos en ubicarme. Estaba en nuestra cama, arropada hasta el cuello, con un nido de gatos alrededor de mis piernas (claramente me habían invadido durante la noche). Pero lo que más llamó mi atención fue la escena junto a mí.
Yuta estaba sentado en el borde de la cama, agachado hacia mi vientre, acariciándolo con la punta de los dedos como si fuera de cristal. Tenía esa expresión boba que solo usaba cuando hablaba con el bebé, la misma que nunca admitiría que tenía.
—...y hoy no voy a trabajar, ¿me oyes? —decía en voz bajita, casi susurrando—. Nada de misiones, nada de fantasmas, maldiciones ni llamadas. Este día es solo para ti. Bueno, para ti y mamá... si se porta bien.
Alcé una ceja, sonriendo con malicia.
—¿Y qué pasa si mamá no se porta bien? —pregunté, con voz ronca de recién levantada.
Yuta saltó como si le hubieran lanzado un kunai al cuello.
—¡Ah! Pensé que estabas dormida...
—¿Y perderme tu discurso de papá consentidor? Ni loca. —Me estiré con pereza, sintiendo cómo Leo se quejaba con un bufido desde mis tobillos—. ¿Así que te vas a quedar hoy?
Yuta asintió con una pequeña sonrisa, y su mirada bajó otra vez a mi vientre.
—Sí. Me tomé el día libre. Ya tuve suficiente susto para un mes.
Lo dijo con tono suave, pero no necesitaba explicar a qué se refería. Ambos lo sabíamos. El hospital, la amenaza de aborto, su enojo silencioso. Todo eso todavía flotaba en el aire… pero por hoy, parecía haberlo guardado en un cajón con llave.
—Quiero estar contigo. Con ustedes —agregó, depositando un beso en mi pancita.
Me puse roja. Literalmente. Siempre que hacía eso, se me olvidaba cómo se hablaba.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Cuidarme? ¿Consentirme? ¿Luchar contra monstruos domésticos como Don Galleta cuando se le ocurre atacar la cortina?
Como si hubiera escuchado su nombre, el mencionado Don Galleta se subió de un brinco a la cama y caminó con dignidad felina por encima de Yuta, hasta acomodarse en mi almohada como si fuera un rey persa.
—Exactamente eso. Hoy soy el caballero de la casa —dijo Yuta, poniéndose de pie con teatralidad exagerada—. Y tengo un itinerario de descanso planeado, aprobado por seis gatos, una embarazada y mi sentido de culpa.
—¿Qué incluye ese itinerario?
—Desayuno en cama, películas ridículas, cero estrés y muchos mimos. Aunque primero… —me miró con picardía—. Necesito echar a Karma de tu lado porque me está quitando espacio.
Bajé la vista. Karma, ese tramposo peludo, estaba acurrucado contra mí con una pata encima de mi estómago, como si él fuera el verdadero padre de la criatura.
—Ni lo intentes —dije con una sonrisa—. Karma no se mueve.
—¿Quieres apostar?
—Te va a sacar un ojo.
Yuta lo intentó igual. Resultado: recibió un zarpazo educado que no le dejó marca pero sí mucho orgullo herido.
—Traidor —susurró Yuta hacia el gato—. Algún día te ganaré.
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꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu
Fanfiction"¿Posesivo? Solo estoy cuidando de ti para que sigas a mi lado"
