Extra I

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//𝐸𝑛𝑐𝘩𝑎𝑛𝑡𝑒𝑑 .

Ya era navidad, o al menos veinticuatro de diciembre por la tarde, Vinnie y yo salimos por las últimas compras de navidad.

Amaba esta fecha y la odiaba a partes iguales, la odiaba porque no tenía a mi familia cerca y la amaba porque me encantaba decorar y ver trineos, además de las personas disfrazadas de Santa Claus que les suelen dar buenos momentos a los niños.

Paseábamos por las calles de Seattle, llevaba como diez abrigos encima, hacía mucho frío, pero no me quejaba, yo adoraba este clima.

—Aún sigues helada.— Dijo Vinnie al volver a tomar mi mano.

—Es mi temperatura corporal.— Dije mientras él metía nuestras manos unidas en el bolsillo de su chaqueta.

— No puedo creer que sea tan fría ¿haz salido abrigada?— nos detuvimos en la acera y se quedó frente a mí.

Le enseñó que tengo dos sudaderas y una chaqueta bastante gruesa y él toca mi frente con el dorso de su mano, su tacto fue cálido.

—No tienes fiebre.— Dijo por lo bajo.— Creo que te hacen falta vitaminas.

Yo ladeé mi cabeza al ver que hablaba sólo para él. Era muy tierna su preocupación, retomó el paso guiándonos a una cafetería, al adentrarnos todo el ambiente era navideño. Me parecía todo muy bonito, nos sentamos en una mesa junto al ventanal dejando las bolsas a un costado de nuestra mesa.

Vimos la carta y yo me decidí por un chocolate caliente con un brownie y Vinnie por un café con un pretzel, en lo que traían nuestra orden él tomaba mis manos y las cubría con las suyas.

Vinnie no iba particularmente abrigado, sólo llevaba una sudadera y una chaqueta, y sus manos estaban bastante atemperadas, yo parecía un témpano de hielo.

—¿Nunca haz ido al doctor?— preguntó sacándome de mis pensamientos.

—Muchas veces.— respondí creyendo que era alguna pregunta random.

—Me refiero a revisar porque tu temperatura es tan baja.— Enfatizó.

—Jamás he ido por eso, ¿Hay médicos que ven eso? — le consulto.

—No lo sé, pero debería. No me gusta que estés tan helada.

—Estoy Bien, Vin.— Le sonreí.— Luego se pondrán cálidas.

Una de las meseras se acercó con nuestro pedido y miraba demasiado a Vinnie, pero él pareció no notarlo ya que miraba nuestras manos unidas mientras acariciaba las mías para darles calor.

No podía no enfurruñarme si todas lo miraban, le di cierta mirada a la chica que pareció no percatarse por andar de coqueta con mi novio.

—Si necesitan algo me llamas.— se dirigió a Vinnie, quién ni siquiera le respondió, para luego irse a atender a otra mesa.

—Que sinvergüenza.— dije en voz baja.

—¿Qué dices, cariño? — me preguntó Vinnie.

Le di una sonrisa dándole a entender que no dije nada. Odiaba enfadarme por algo tan trivial como eso, pero es que no me gustaba que lo mirasen mucho.

Skater|| Vinnie HackerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora